Jamás cerraré mis ojos
sin haber escrito
un pensamiento,
Jamás dejaré de correr
una lágrima
por alguien
que vale la pena,
Jamás mi corazón
podrá sentir odio,
de ser indiferente
al dolor ajeno,
Jamás olvidaré
a las personas justas
que pasan por mi vida,
Jamás cansaré
en rezar por quienes
me importan
aún cuando su idea
de la divinidad difiera
de la propia,
Jamás se anidará
la vanidad en mi persona,
Jamás permitiré
que pisoteen mi dignidad,
Jamás mi voz
se apagará para
pedir un perdón
pero si callará
contra una ofensa,
Jamás subestimaré
la inteligencia
de ser alguno,
en la medida
de cada individuo
un consejo sabio se obtiene,
Jamás dudaré
de quién soy,
sin que por ello
de mí se adueñe la arrogancia,
Jamás se apartarán
mis principios,
y todo cuanto conlleva
ser humano
y semejanza del Supremo
que brota de mi interior.
Jamás será más importante
mi propia satisfacción,
ni más precaria la existencia
de los seres que me dieron la vida,
a quienes debo
la mujer que soy ahora,
la amiga más incondicional,
la esposa más anticuada,
la mamá más apegada,
la profesionista más tenaz,
la defensora del más débil,
la terca que aún en sus
muchos defectos, ama por igual,
vive al día, llora con los amigos,
se divierte a plenitud,
goza cuando ve felices
a sus retoños,
y procura el bienestar
de quienes le rodean,
Jamás el idealismo se ausentará
en mi camino,
y la fé será un ejercicio
que se practicará cada día,
hasta no ver materializado
todo aquello por lo que jamás
deje de persistir.
RMM ***
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