28.11.10

Rojo - No me dejaras

Franco De Vita - No Basta [HQ]

Nuestra Infancia


A pesar nuestro, existe una gran diferencia entre los niños de ayer a los de hoy, la infancia que tanto añoramos los que ahora somos adultos, siempre será única, irrepetible, e irremediablemente incomparable, y a lo que voy, es que, es difícil admitir dónde comenzó a distorsionarse la educación de los niños, de nuestros hijos, no debemos autoflagelarnos, claro, he escuchado muchas veces que NADIE NOS ENSEÑÒ A SER PADRES, que los nuestros difícilmente tuvieron una educación escolar, (aunque la verdad, como decían mis abuelos, y muchos profesores de antaño: "LA EDUCACIÒN SE MAMA"), esa liviandad con la que hemos educado a nuestros hijos, esa libertad que a veces implica libertinaje, las reformas legales (Derechos de los Niños, etc.) que si bien se han creado para un mejor provecho y trato a los infantes hasta cierto punto, ha escapado a situaciones por demás perjudiciales para los mismos. Obvio, no todo es culpa del sistema, de la familia, etc., existe LA CONCIENCIA, ese estado psíquico, mental, moral, y en su caso religioso, que nos cuestiona en cuanto a cuál debe ser la medida para Educar a los menores, sean los propios o no.- La tarea compartida con los Profesores en las escuelas, el no encontrar el punto exacto donde medie EL BIEN y EL MAL PARA NUESTROS NIÑOS; la naturaleza humana no deja de llevarse muchas veces por el Instinto, y la razón o lógica muchas veces se ve opacada, por el arrebato de esos niños que en su acción manipuladora, entrevergen sus derechos y obligaciones para con sus padres, sus tutores, o sus responsabilidades ante su Instituto Educativo.- En ese libre albedrío malentendido, se ha generado un clima de VIOLENCIA, en la cual no sólo salen afectados nuestros niños (en general, no podemos dedicar este texto sólo a nuestros hijos, o a quienes nos atañe en particular), Cómo? exponiéndolos a su propia destrucción con el consentimiento de esas salidas constantes fuera de casa a altas horas de la noche, proporcionándoles todos los medios económicos, físicos y mecánicos para realizar cuanto les plazca, compensando la falta de atención de nuestra parte, mal enseñando los conceptos del amor fraterno, filial, distorsionando el concepto de PADRES e HIJOS, creyéndose merecedores de todo; es DIFICIL vivir en este torbellino violento que hoy nos rodea, ver que nuestros hijos aceptan con plena conciencia los medios violentos para satisfacer una necesidad egoísta propia, que si el hijo de tu vecino te resulta insoportable, dispárale; que si consumes droga, roba a tus padres; que si las hijas salen embarazas, brutas! por qué no buscaron orientación en planificación familiar; que si eres indiferente ante el Pedófilo que tienes por vecino, ME IMPORTA UN BLEDO, mientras no se meta con mi Familia; que si mil gentes se manifiestan ante el Gobierno por el Robo de Infantes, QUÈ PUEDO HACER YO? para eso están las leyes ò el sistema judicial que legisla estos delitos; que si mi vecina maltrata a su hija o la abandona por largos periodos de tiempo, Pobre criatura! pero no hacemos NADA; duele tanta INDIFERENCIA, duele que criemos HIJOS EGOISTAS, duele LA FALTA DE VALORES, duele QUE SOMOS PARTE INDIRECTA DE ELLO; duele QUE LE RESTEMOS AUTORIDAD A NUESTROS ANTEPASADOS, a nuestros PADRES y ABUELOS, cuando nos sugieren que PONGAMOS ATENCION A LA EDUCACION DE NUESTROS HIJOS; que SUBESTIMEMOS ESAS CANAS, que nos vistamos de MODERNIDAD, y aclamemos que SOMOS DE UNA NUEVA ERA, DE PADRES ALIVIANADOS, AMIGOS DE NUESTROS HIJOS (concepto por demás a mi humilde criterio, ERRADO, ellos, nuestros hijos, SIEMPRE TIENEN QUE ENTENDER QUE A ESA CONFIANZA QUE LES DEMOS, SE LLAMA RESPETO, no CAMADERIA, para eso tienen sus amigos o compañeros de clase), "PONERNOS LAS PILAS" como padres, y estar ALERTAS, a cualquier síntoma de VIOLENCIA hacia o entre nuestros hijos, ATENDER sus necesidades, PRESTAR OIDO a sus conversaciones, CONOCER sus "AMIGOS", y no quiere decir que debamos atosigarlos o acosarlos, sino QUE LES QUEDE CLARO, que su FORMACION DEPENDE DE NOSOTROS, no estamos educando sólo una persona, ESTAMOS EDUCANDO, FORMANDO UNA FUTURA FAMILIA, que estará al servicio de una SOCIEDAD, que ÈSTA, debe estar PREPARADA, ATENTA, DISPUESTA PARA CORREGIR ERRORES PASADOS, HACER NUEVAS PROPUESTAS, MEJORAR UN PAIS Y SU SISTEMA, erradicar la VIOLENCIA, es TAREA DE TODOS, comencemos por NUESTRA FAMILIA, NUESTROS HIJOS, DEJEMOS DE SER INDIFERENTES, CUIDEMOS ESOS RETOÑOS DE NUESTRA CARNE, Y NO LOS EXPONGAMOS A SER PRESA FACIL DE HIENAS (esas personas sin valores, engendros de delincuentes, de familias que lamentablemente se desintegran, de esos que inevitablemente provienen de "DELINCUENTES DE ABOLENGO", y tal vez de aquellos como la ESCUELA PENAL POSITIVISTA, ha catalogado, que genéticamente se encuentran alterados mentalmente, con esas ideas insanas de obrar mal, con una característica particular de vileza innata).- Y no lo dejen todo a Dios, esa es otra historia, tomemos la RESPONSABILIDAD que nos toca, y ACTUEMOS en provecho no sólo de los niños, de nuestros hijos, de los no nacidos, sino DE NUESTRA PROPIA VIDA.

Ruth Martínez Meráz***

24.11.10

Ventura


Ven, cambiemos el tiempo,
atrévete a plasmar
de brillos el lienzo.

Ven, caminemos livianos
con los pies descalzos
de la tierra comamos.

Ven, amemos sin medida
dejemos cosas vanas
bébete mi vida.

Ven, confundamos al enojo
colmemos de risas
encendamos los rostros.

Ven, no tengas tristeza
no más lágrimas
el amor se revela.

Ven, las hieles se fueron
el otoño ha pasado
no hay frío en invierno.

Ruth Martínez Meráz ***

23.11.10

Otoño I


El otoño alerta mis sentidos
entre el fulgor de tus besos me pierdo,
en escapadas noches a tu abrigo
desnuda entre tu cuerpo me consumo.
Mi faz descansa en tu regazo
mi piel se pierde a tu tacto,
aromas de almizcle inundan el lecho
el tiempo se detiene a nuestro encuentro.
Callada ante el agote propio
de quien vuelca la pasión sin medida,
sin promesas vanas de por medio
disfruto el amor vuelto cuerpo.
Días de otoño... que no terminen,
den rienda suelta a mis instintos,
el amor se vuelve un hombre,
más allá del alma,
tu aliento me carcome,
noches de desvelos
de éxtasis infinito,
mi ser te descubre
a tu amor me cobijo.

Ruth Martínez Meráz ***


7.11.10

Arrebato


Uno puede escuchar muchas anécdotas sobre acontecimientos violentos, circunstancias escabrosas, momentos un tanto trágicos que hacen vulnerable al ser o seres que han formado parte de ellos, víctimas muchas veces, otras, sólo testigos presenciales indirectamente afectados; hasta ahora, podría decirse que sólo pertenecía al círculo de personas que son en cierta forma testigos de oídas, esos que no tienen tanta veracidad en su testimonio, por no constarles el dicho que se permiten compartir. Algunas veces he escrito inspirada en la serie de noticias que acogen a diario en el noticiero matutino sobre la violencia que prevalece en mi entorno, en lugares aislados de nuestro país, o en territorios extranjeros, esa puede ser una virtud de quien se considera escritor, los actos que degradan a los individuos, a la humanidad de la que formamos parte, la hacemos propia, la plasmamos en un texto, debilita un tanto nuestro interior aun cuando no se quiere ver uno pesimista ante tanto infortunio. Siempre he sido una persona idealista, me considero fuerte moral y emocionalmente, creo en el hombre como creación un tanto divina, y admiro a tantos que han dejado huella al paso por este mundo...tomo nota de mis amigos, compañeros, maestros, evoluciono al apilar de cada uno de ellos todo aquello que hace madurar esta humanidad tan mía, valoro cuanto pueda invitarme a ser un mejor ser humano; pero, (siempre puede haber algún "pero") cómo retomar todo esto que proclamo creer, idealizar, pensar, cuando terribles tiempos envilecen la sociedad que me acoge?; he pasado un fin de semana muda, retraída, entre el rugir de granadas, balaceos y bazucasos, aprisionada junto con diez de mis compañeros de trabajo y un bebé de dos meses, la canción de cuna era el sonar de estos armamentos, entre la obscuridad inducida, mis oídos recibían los sollozos ahogados de quienes conmigo estaban, rezos a distancia, estallidos que me estremecían, erizaban mi piel; recordaba mi reflexión donde escribí "...lo afirmo, soy preso en una sociedad que se declara libre, libre para delinquir, para injuriar, para amedrentar, insensible ante la vejaciòn del desvalido, donde sòlo nuestros verdugos resultan incòlumes, y la impotencia se apodera de mi ser.", cómo negarlo ahora?, pasé una de las más largas noches, entre personas asustadas, enmudecidas por ratos, entre rezos y oraciones, con el escuchar del apagado llorido de un recién nacido, con risas incoherentes, entre el nerviosismo del no saber qué seguirá; sin luz eléctrica, con el servicio telefónico fallando, en estos momentos se da uno cuenta que la tecnología no sirve de mucho, viene a ser como palabras huecas; lo único rescatable de esta experiencia, puede ser que conocí más a estas personas, compañeros de trabajo que a diario compartimos una responsabilidad, de donde tal vez la amistad no trasciende más allá de los festejos ocasionales de cumpleaños, de camaradería obligada por las tareas profesionales compartidas, demostraron a pesar de sus temores ser personas fuertes, mostraron su vulnerabilidad, aceptaron no poder tener el control de sí, igual dejaron escapar su coraje y la impotencia que nos aquejaba en esos momentos, y que al igual que yo, temen por el futuro que depara a sus generaciones venideras, en la reflexión común tal vez, más que salir huyendo de esta comunidad, optar por luchar, por educar a quienes nos sucederán, valores que no engendren violencia tras violencia, sino que aporten al bien por igual, en pro de superar la crisis de que hoy somos objeto, remarcando que envilecer la humanidad sólo acaba con la pureza del alma propia; aquí no basta que hay vida más allá de la muerte, ni la promesa de un futuro divino, se trata de hacer frente a los errores de nuestros antepasados, a los míos, a los de usted, que se han dejado corromper por la vida fácil, de delegar la educación de nuestros hijos en otras personas, en otras instituciones, ellos son y serán lo que somos, es importante tomar las riendas de nuestra vida, de sus vidas, nunca es tarde para dar ejemplo fiel, de que hay honorabilidad en nuestra persona, sin tener que recurrir a las leyes ni ampararnos en un gobierno, ni justificarnos en éstos, si bien es cierto, las leyes están implementadas por el hombre y hechas por él, más el buen gobierno comienza desde la cuna. Espero no olvidar estos días que me han sacudido cual barca en la mar embravecida, sino tenerlos presentes para atisbar la melevolencia que pueda dañar la sociedad que me pertenece por derecho.

Ruth Martínez Meráz ***

6.11.10

MI OTRO YO

El murmullo de las olas extinguen tus pensamientos, en los momentos de añoranza de la distancia entre dos mundos, donde tú enfrascas nuestras aventuras, y yo recurro al verbo que aprisiona tu ser en mi interior; cada día a tu reencuentro permanezco, con la euforia de quien ama más alla del cuerpo, en sueños comparto nuestros versos, al amanecer, a diario escucho tu voz con "Te Quiero"s; yo, perpleja aun no concibo, que mi corazón alguna vez acorazado, permitiera que entrases y fiel te siga, he descubierto en tí la otra mitad que me vuelve completa, eres lo único que me satisface, llenas mi mundo, vale la pena esta espera; ufana , continua a la lectura de tus conquistas en tierras ajenas, donde eres mi héroe, donde tu brillantez hace mella, nadie como tú, que revives almas casi muertas, eres mi luz, el infinito de mi existencia.

Ruth Martínez Meráz ***

1.11.10

ENMUDECIDA


Callado, no dejas escapar sonido alguno,
que dibuje palabras en el lienzo de un verso apresurado,
guardas silencio, permaneces presto al llamado de este corazón
que se inspira de tus soledades
y se aviva en tus entrañas;
sagaz, tu puño arrebata en crónicas surrealistas,
amalgamas pedazos de mi alma,
sordo a mis ruegos,me vuelves mudo testigo
vulnerable al texto que encarnas;
amordazas mis labios, retienes mi lengua,
percibo aludes mi persona.
Sumergida en lo vasto de tus letras,
sin mediar vocablo alguno,
relatos me seducen hasta la última línea.

Ruth Martínez Meráz ***