30.4.11

Clamor

I
No aprisiones el alma
deja de teñir
de carmesí tu existencia,
el mundo no es tan cruel
aun cuando la bajeza aflore,
siempre habrá algún humano
que la inmundicia
no le haya corrompido.
II
Ennoblece tus principios
de luz reviste tu espíritu
nada es perfecto
tal vez soy el más vil a tus ojos,
soy carne, mírame,
flaqueo en mi andar,
no prejuzgues,
acierta solo que 
mi pensar 
es tan humilde
que camino a ciegas,
yerro en el intento
de descubrir
el superhombre 
que grita dentro de mi ser.

RMM ***


 

28.4.11

La palabra enaltece...

La palabra engrandece
el espíritu se exalta,
se renace bajo la miseria
en la debilidad 
la fortaleza se halla.
No hay cabida 
para la ignorancia,
de un libro se vive
sin él, un individuo fenece.
Florezca la sabiduría
del oscurantismo me escabullo,
embellece el alma
un mediocre resta el mundo.

RMM ***

27.4.11

Dido

I
Abandonada
por los dioses,
revuelco en el dolor
la muerte me ronda.

El corazón se cierra
a los amores,
maldición de mi estirpe
Pigmalión se lava las manos.
II
Embustera, 
Venus lo envía a mis brazos...
inocencia del alma
en mi soledad Eneas arriba,
el sol resplandece 
un reino se erige,
orgullosa paseo
con el torso erguido.
III
La traición me hace presa,
Eneas se marcha,
el corazón desfallece
hiel corre por las venas,
la infidelidad no se perdona
en el pecho una faca se incrusta
el espíritu se desprende,
Siqueo aún me aguarda.
RMM ***

23.4.11

Cuando el mal nos alcance...

A dónde iré cuando el mal casi me alcance, cuando la luz del bien se opaca y la ingratitud de algunos hijos corrompen el vientre de sus madres, acaso ellas maldecirán su nacimiento? ese fruto de su matriz ya carcomida, los dolores del parto habrán valido la pena?; por qué virar mi vista al viejo mundo cuando la aflicción se ve por mis calles, rostros marcados por la muerte, heridas sin cicatrizar, sangre corre por los drenes, olores putrefactos emanan, contaminan el ambiente, los niños respiran violencia, alimentan la ilusión de una vida vana, entre dinero fácil, radios y corridos; amarga se vuelve la saliva, vomitamos dolor e impotencia a diario, testigos de una realidad inaceptada, presos en una ciudad "libre". Huir será la solución?, cruzar al Norte, dejar un pasado tras de sí, un acto de indiferencia el mejor remedio?, entonces, dónde está ese principio de que "uno pone la vida por sus amigos", faltamos a la palabra por cubrir el pellejo?, podremos tomar ejemplo de los asiáticos y unirnos con el mismo fin, estamos en la anarquía, somos el pueblo olvidado por un gobierno, cómo vivir ante los atropellos de cada día, sin tener el valor para alzar no solo la voz, sino para ejecutar una acción, dejar de darnos "golpes de pecho" y tomar la iniciativa para poner orden en nuestra sociedad, nada es fácil, pero si dejamos que el miedo nos sucumba, perderemos hasta la dignidad que creo es lo último que nos queda como humanos; no heredemos a nuestros hijos la debilidad, una existencia mediocre, prediquemos con el ejemplo, vistámonos de valor, entereza, aplomo, combatamos esos seres abortivos que se empeñan en hacer nuestra existencia miserable. A dónde irás cuando tu hijo te reclame el por qué sigues con los brazos cruzados?

RMM ***
 

Arraigo

            Vivo en el arraigo
de la violencia,
cómplice a fuerza
de un sol que no gobierna.
             Vivo sin inmunidad
la ausencia de paz
se percibe por doquiera,
indiferencia de quien poder
pregona,
débilidad, temor, cobardía
es el aroma que se despide.
               
               Vivo el ensueño
de quien tranquilidad
demanda,
en la pequeña lucha
que al alcance se procura,
voces bajas, casi se extinguen
la respiración se sofoca,
un alma se halla en la agonía.
              Vivo?, existo?
es mi espíritu que morir no se deja,
mi humanidad se amedrenta,
más el valor cobra vida,
el coraje se vuelve fortaleza.

               Somos más, los que gritamos
buenos valores,
               Somos más, los de noble cuna,
               Somos más, los amamantados
de mujeres de alta estirpe,
reclamemos nuestro derecho 
a vivir libres 
de la escoria que pretende
privarnos de la herencia ancestral,
garantías de igualdad, 
libertad, propiedad y seguridad. 

              Vivamos para hacerlo real.

RMM ***
           
             

21.4.11

NOCHE DE POESIA



Ayer tarde la respiración se agolpó, a flor de piel emaron sentimientos, brotaron palabras acalladas alguna vez, se evidenció el pensamiento, se desnudaron el alma y el espíritu, dejando entrever la sensibilidad, el coraje, la fuerza, la vulnerabilidad, todo cuanto conlleva el escritor al exponer sus creaciones, esas como nuestro compañero y amigo Ramiro Rodríguez cita "humaniza y humaniza a quien escribe", dejando huella al paso, tatuajes perennes que marcan la existencia de quien crea, de quien los lee y hace propios, dando cabida en su ser a una parte (tal vez mínima) de ese creador, de ese soñador que enaltece las letras, haciendo su devocional diario, parte del pan y la sal que comparte a quien a bien tiene recibirlo. Me enorgullezco de tener amigos (muy amigos, casi hermanos) con tanto talento, provistos de humildad y lejos de falsas poses, anoche, tuvimos la oportunidad de reunirnos, coincidir en esa vertiente artística que nos une, departir con estudiantes de la Universidad de Texas en conjunto con el Ateneo Literario José Arrese del que somos parte, los mejores anfitriones, Aragelia Salazar y Ramiro Rodríguez quienes acertada y alternadamente nos condujeron en una velada llena de armonía, inquietud y comunión; una Noche de Poesía que nos dejó absortos con un espacio en el tiempo, para alimentarnos del arte que forma nuestra entidad, más humana después de ayer.

Ruth Martínez Meráz.***

20.4.11

Impulsos

DEL SUEÑO
BROTAN
LAS PALABRAS,
CATALIZAN
LOS PENSAMIENTOS....

RMM ***

17.4.11

Soberbia...

Su boca 
escupe razones
en el corazón 
se guarda sentimientos,
las palabras no convergen
sin relación actúa
de doble cara se ha vuelto.
Trasfondo un individuo 
se intimida,
la inseguridad a flor de piel
se tienta,
fatuidad irradia el rostro
la soledad su consejera,
lastimoso el destino
de quien acallado le espera,
banalidad de su persona
de falsas filantropías
se adorna,
sin prejuzgar me anticipo
de qué valdrá
si miserable se queda.
Sin amarse uno mismo
nada sirve
dar la vida al prójimo,
sin alimentar el propio espíritu
de qué ha de nutrir su existencia,
valores ausentes
desprovistos de amor
sin condición,
si ese sentir
va más allá del bien
o del mal,
por qué pregonar
incondicionalidad,
cuando se viste
de soberbia.
RMM ***





16.4.11

La trascendencia de la Escritora Tamaulipeca en México

JULIA GUADALUPE DE LA PEÑA DE BALLESTEROS
Enero 9 de 1855 – Febrero 27 de 1928       
                                          



Pasé disertando conmigo misma cuál Escritora Tamaulipeca escogería para elaborar mi ensayo, desde que tuve conocimiento sobre este III Encuentro Literario del cual me considero parte, y al cual no pude asistir por razones de compromisos familiares que tienen prioridad, lo que no me ha impedido sentir la inquietud que robaba a mi cuerpo el conciliar el sueño por varias noches; no sujeta a la lista que nos proveyeran, y con el afán de no dejar fuera alguna Escritora que no sólo tuviese cierta relevancia en nuestro Estado, sino que, por alguna razón haya visto la luz desde sus primeros años en mi Ciudad de origen, fue entonces que me di a la tarea de investigar, en todo cuanto me fue posible. Nuestra Heroica Matamoros, cuna de muchos otros talentos, donde han surgido escritores, cantantes, intérpretes, autores de ciertas canciones famosas y otras no tan memorables, el corrido, las artes plásticas, etc., vió nacer un 9 de Enero de 1855 a la Escritora JULIA GUADALUPE DE LA PEÑA DE BALLESTEROS, hija de José Fernando de la Peña y Rafaela Hinojosa, de origen modesto, desde pequeña demostró su inquietud literaria, tan es así, que a los 13 años de edad ya formaba parte de diversos centros culturales; fue objeto de admiración por parte de la comunidad de su época, y contó con el apoyo económico del Municipio para contribuir a su educación escolar, a instancia también de personas de renombre de aquellos años, que daban cuenta de la facilidad que ésta tenía para escribir poemas y textos literarios; lo anterior con la visión de ver proyectado el nombre de nuestra Ciudad, dando realce a su cultura literaria.


Cito fuente: Nuevo Diccionario Biográfico de la Heroica Matamoros, Semblanza de Don Emiliano Sáenz de los Reyes
Sitio Web: http://soctamdehistoria.org

Pero hablar de Julia G. de la Peña de Ballesteros, es más que comentar sobre su trayectoria, la cual fue prolífica en su momento en nuestra Ciudad y fuera de esta Entidad Federativa, ya que, si viramos la vista hacia aquel tiempo, el papel de la mujer estaba estrictamente estereotipado, encaminado a las costumbres y tradiciones de la Sociedad Porfirista, donde si la mujer pertenecía a la clase baja, se le negaba la educación, a temprana edad, se le explotaba económicamente, ya sea, por las labores propias del hogar, y fuera de éste, o sirviendo de nana o doméstica en las casas de personas de alcurnia, a lo que sólo podía aspirar; y si fuese de noble cuna, se le educaba sólo en cuanto a formarle una fuerte fe religiosa, y todo lo que se consideraba actividad propia de la mujer para formar una familia, con un hombre estimado como “buen partido”, que previamente pudiesen escoger los padres. Sin embargo, Julia G. de la Peña de Ballesteros, supo aprovechar cada una de las oportunidades que se le brindaron, aprendiendo a relacionarse con los personajes indicados de esos tiempos. Para el año 1874, cuando tenía 19 años, ya escribía en los periódicos locales “El Progreso y El Cronista”, donde se publicaban sus poesías, algunas de ellas tituladas “La Vida”, “Ven”, “El Sol sin Ocaso”, entre otras; hasta lograr publicar sus poesías en otro diario del Estado llamado “El Socialista” y “Correo de Mier”, así como en la Capital del País en el diario “El Porvenir”, figurando junto algunos de los escritores más reconocidos de México. Se conoce que el poeta tamaulipeco Don Juan B. Tijerina, le dedicó la poesía de su autoría “A una Rosa”.


Imagino a Julia G. de la Peña, una mujer rebelde, recia en sus convicciones, de una determinación un tanto varonil, y no por falta de femineidad, al contrario, por su valor para enfrentar las reglas sociales impuestas a la mujer en estos años, testigo no mudo de los hechos acontecidos durante la Reforma Juarista y el Porfiriato, lo cual, tal vez la inspiró para crear textos patrióticos también. Ajena a las críticas sociales adversas a sus acciones, por el hecho de contravenir a las normas establecidas por el simple hecho de ser mujer; y no por ello, desistir de la compañía masculina, ya que contrajo nupcias con el capitán del Estado Mayor Manuel Ballesteros, de ahí que adquiriera el nombre con que hoy se le conoce; y debido a la necesidad propia del hogar formado con éste, trasladó su residencia a la ciudad de Montemorelos, Nuevo León, donde con el apoyo de su esposo, continuó con su carrera literaria, pues fue de las escritoras pioneras, que dejaran publicar textos literarios, en un periódico de esta Ciudad, alrededor del año 1889.

Cito fuente: Visión Histórica de la Frontera Norte de México
Autor: David Piñera Ramírez. Primera Edición 1987
Centro de Investigación Histórica de la UNAM-UABC
El Mexicano, Editorial Kino, S.A. de C.V.

Con ello, damos cuenta que, el papel de la mujer tamaulipeca, en especial, orgullosamente Matamorense, Julia Guadalupe de la Peña de Ballesteros, ha sido motivo tanto para dar realce al fruto de talentos que ha proveído nuestra Ciudad al País, como para confirmar que, el rol de la mujer ha sido determinante a través de los años en nuestra República, la mujer se ha permitido romper silencios, esquemas banales mal encaminados, que solo han retardado la óptima participación de la mujer en la sociedad; no obstante, tenemos en esta escritora, un vivo ejemplo de carácter, determinación y convicción, para hacer la diferencia en el papel desempeñado por la mujer con el paso del tiempo, haciendo frente a cuantas situaciones adversas se le hayan presentado, y que obviamente podemos imaginar, considerando la historia de México.
 
Julia G. de la Peña de Ballesteros falleció a los 70 años en la Ciudad de México; y me place recurrir a cuantas imágenes acuden en este momento a mi mente: veo una mujer entregada a sus principios, con un talento artístico innato, de naturaleza imponente, sin tapujos para escribir cuanto le venía en gana, entre piadosa y rebelde, gozando del apoyo de su esposo en su carrera literaria, quien indiscutiblemente pudo haber sido fuente de su inspiración, o quien en su momento, le haya alentado a terminar un texto literario cuando se llegara a sentir desprovista de palabras, o por qué no, tal vez le haya abierto puertas para dar a conocer su trabajo poético.

Fue publicada también en la Antología Poética “El Parnaso Mexicano” de Vicente Riva Palacio, cuyos ejemplares aparecieron quincenalmente a partir del 15 de Mayo de 1885, donde este reconocido poeta, novelista y dramaturgo, tiene por objeto, dar el reconocimiento que a su parecer, merecen aquellos escritores que se han esforzado por levantar las letras de México, por lo que literalmente cito un fragmento de sus palabras plasmadas en uno de sus textos llamado “Los Ceros” que a la letra dice:

….Hoy, cansado del mundo y harto de desengaños, me da la gana de alabar a los que se merecen; a aquellos de quienes nada espero ni nada temo, y con los que la sociedad es injusta mirándolos con indiferencia.”

Cito fuente: Parnaso Mexicano Primera Serie I. Tomo XII. UNAM 2006.
Vicente Riva Palacio

De lo anterior pienso, si grandes escritores como Riva Palacio han tenido a bien en reconocer el trabajo literario de sus contemporáneos, como el de Julia G. de la Peña de Ballesteros, ¿por qué no hacerlo ahora?, es menester reconocer el papel de la escritora tamaulipeca, tanto de antaño, como toda aquella que va surgiendo forjando la historia literaria de nuestra Entidad, todas forman parte de nuestro crecimiento, cada una, con su aportación creativa, llena una necesidad en nuestra persona, educa a nuestras generaciones, nos permite valorar el desempeño protagónico de la mujer Tamaulipeca en cada uno de sus ámbitos, ya sea familiar, laboral, educativo, religioso, artístico, deportivo y creativo; Julia G. de la Peña de Ballesteros, tuvo una visión amplia de su rol en la sociedad que le rodeaba, se empeñó en ello, desafió tal vez a su propia familia, quienes después a la largo pudieron concluir que, todo ello había valido la pena, dando pie para un cambio benéfico en su comunidad, nuestra Ciudad.


Cierro con un fragmento de su poema titulado LA NIÑEZ, publicado en una de las Antologías antes citada:

LA NIÑEZ

“…Quieren crecer, mirar otro horizonte
bañado en el fulgor de su esperanza,
Y al crecer, sólo ven en lontananza,
La niebla condensada del dolor.
Sólo existe un placer, ¡Ojalá y nunca
pasare cual relámpago fugace!
Principia ese placer cuando uno nace
y acaba cuando empieza la razón…..”

Julia Guadalupe de la Peña de Ballesteros, una mujer y escritora Tamaulipeca para recordar.


Ruth Martínez Meráz.

15.4.11

LA ESCUELA PENAL CLASICA

Las Escuelas Penales
ESCUELAS CLÁSICAS
Agrupan a los pensadores y tratadistas del derecho penal que, fundándose en el libre albedrío humano y en la eficacia de la pena como ejemplaridad general e individual escarjuridica criminal sobre principios de estricto dogmatismo jurídico, liberalidad en el proceso y trato humanitario de los procesados, con eliminación de torturas y otros sistemas crudos de inquisición o castigo.
El resultado de las teorías de los filósofos de los siglos XVII y XVIII fue la formación de una escuela general de derecho penal cuyos principios se concentraron en los códigos penales promulgados después de la Revolución Francesa que con algunas adiciones y modificaciones, rigen en la actualidad y forman el derecho penal liberal surgido así de la denominada “Época de Luces”.
Principales Fundadores
Cesar Beccaria fue el iniciador de esta escuela, denominada clásica siendo sus continuadores, en Italia Rossi Carrara; en Francia Ortolán y Chauveau, Helie; y en España García Goyena y Pacheco. El máximo exponente de esta doctrina ha sido el maestro Italiano Francisco Carrara.
El profesor Ladislao nos expone la tesis de la escuela clásica de la forma siguiente:
* El delito es una entidad jurídica que se compone de diversas fuerzas: morales y físicas.
*  El derecho de castigar corresponde al Estado a título de tutela jurídica.
*  El fin de la pena es el restablecimiento del orden externo de la sociedad.
* La pena es un contenido necesario del derecho.
*  La Imputabilidad criminal tiene un fundamento moral.
  El método de investigación en el derecho penal es objetivo.
La escuela clásica, establece la proporcionalidad entre el delito y las penas; excluyen las corporales e infamantes; defiende como garantía suprema la inexistencia de delito para la ley positiva sin previa declaración del mismo; y propugna ardorosamente las garantías individuales en el procedimiento y en las condenas penales.
Caracteres de la Escuelas Clásicas
*  Método lógico-abstracto puesto que le derecho Penal, por ser derecho, había de trabajarse con esa metodología.
*  Imputabilidad basada sobre el libre albedrío y la culpabilidad moral: Carrara dijo que no podía concebirse en el derecho Penal si no construirlo sobre esas bases.
*  El delito como antijurídico, ya que es un ente de hecho, si no el concepto jurídico de que el según Carrara, se derivan todas las consecuencias de un sistema de derecho Penal.
*  La Pena se concibe por los clásicos como un mal y como un medio de tutela jurídica. Es verdad que entre los penalistas de aquellas personas de aquellas épocas hay algunos que no creen en el libre albedrío o que asignan a la pena un fin de defensa. Por eso Romagnos Feveerbach y Benthan se les ha llamados padres de positivismo.
Principios de la Escuela Clásica:
*  El Delito, es una infracción de la ley de Estado compuesto por dos fuerzas:
-Moral: Conciencia de Hacerlo
-Física: que es la acción
* La Pena, es la necesidad que tiene la sociedad de castigar al delincuente o infractor, nace en la conciencia del sujeto activo que lo comete, generando responsabilidades moral, obra con su propia conciencia.
*  El Delito, es la transgresión de la ley establecida el cual requiere retribución moral a la sociedad, representada en la multa o años de condena no es regenerativo es una consecuencia jurídica.
*  La Responsabilidad Moral, se funda en el libre albedrío, y el sujeto debe responder, escogió esta conducta y no otra lícita
*  Previsión, Efectos de las infracciones que establece la ley
*  Voluntad, es la forma de obrar contra el derecho

 Sus postulados:

 ESCUELA CLASICA. A los pensadores clásicos; Carrara, Rossi, Bentham, Carmignani, Pessina, los distinguen los siguientes principios: 
Para estos el delito es una declaración jurídica, no se da de hecho en la sociedad, se requiere de una declaratoria del legislador como representante del estado para que el delito tenga incidencia dentro de sus destinatarios. Si alguien infringe una norma jurídica da lugar a que se configure un delito. Sólo existe el delito en la medida en que preexista una norma de derecho.
Ahora bien, el delito genera consecuencias y la pena es una de ellas. Con la pena se pretende restablecer el orden jurídico violado. Por eso con el castigo se quiere dar al sujeto activo de la infracción una retribución moral. El castigo que se infringe con la pena, debe ser proporcionado al daño causado.
Cuando hablan de responsabilidad penal (culpabilidad) se dice que ésta es fruto  del libre albedrío del individuo. Según los clásicos, el hombre escoge dirigir su conducta entre el bien y el mal.
COMPARATIVO DE POSTULADOS O CORRIENTES DE LAS DIFERENTES ESCUELAS DEL PENSAMIENTO PENAL. Se habla de escuelas penales no porque  los autores que se incluyan en ella tengan un pensamiento idéntico, sino porque de sus teorías pueden señalarse rasgos comunes.

  ESCUELA CLÁSICA
Los distinguen los siguientes principios:
A -) El delito para ellos es una declaración jurídica. No es algo que de hecho se dé en la sociedad. Quien infringe una norma jurídica da lugar a la configuración de un delito. El delito no existe sino se da previamente una norma de derecho (principió de legalidad, o de existencia previa del tipo penal). 
B -) con la pena, que es la consecuencia del delito, se pretende restablecer el orden violado. Por eso con el castigo, que debe ser proporcional al daño causado, lo que se pretende es darle al infractor una retribución moral.
C -) la responsabilidad penal del individuo es fruto de su libre albedrío. El hombre, para los clásicos, es libre de escoger entre el bien y el mal.
 Sus más representativos hombres fueron:
CARRARA
BENTHAM
CARMIGNANI
PESSINA
ROSSI
 ESCUELA POSITIVA
A -) El delito es un ente de hecho. No es la elaboración jurídica. Es el efecto del comportamiento humano condicionado por factores sociales, físicos y antropológicos. El delincuente para ellos es un anormal (anómalo) síquico.
B -) la razón de ser de la pena es la defensa de la sociedad. Con ella se busca rehabilitar al individuo para evitar su recaída en el delito. Por eso propone el aislamiento del infractor para someterlo a tratamiento penitenciario.
C -) el fundamento de la responsabilidad es la peligrosidad del sujeto. El individuo merece mayor o menor pena   en la medida en que representa un peligro mayor o menor para la armonía social.
Sus representantes, entre otros, fueron:
FERRI
LOMBROSO
GAROFALO

ESCUELA ECLECTICA
A -) El delito no es una elaboración de hecho, ni de de derecho. Es un fenómeno determinado por causas sociales. Mientras la sociedad no se reforme, la causa última de las acciones delictuosas son las condiciones  sociales de los individuos.
B -) con la pena se quiere intimidar al sujeto. Este acto intimidatorio se utiliza como una forma de defensa social. Pero para saber si la sanción es efectivamente intimidatoria, esta teoría propone la distinción entre imputables e inimputables, según sean conscientes o no del significado de la pena.
C -) la responsabilidad penal tiene su soporte en la peligrosidad del agente. Esa peligrosidad se mide por el efecto disuasorio que tenga sobre su conciencia la pena.
Sus principales seguidores:
CARNEVALI
ALIMENA
IMPALOMENI


ESCUELA
REPRESENTANTES
POSTULADOS
CLÁSICA
Carrara, Romagnossi, Rossi, Carmignani
Ø     Libre albedrío
Ø     Igualdad de derechos
Ø     Responsabilidad moral
Ø     Objeto: el delito (jurídico)
Ø     Método: deductivo (especulativo)
Ø     Pena proporcional al delito
Ø     Clasificación de delincuentes


Postulados fundamentales. Bajo la etiqueta de Escuela clásica se han agrupado autores y tendencias divergentes en muchos puntos de vista, pero que presentan una serie de concepciones comunes sobre el delito (v.) y la pena (v.), lo cual permitió a los positivistas agruparlos, con propósitos dialécticos, llamándolos «clásicos». Esta dirección, aunque tuvo en Italia sus máximos representantes, se desarrolló también en otros países. Pese a que levante polémicas en la doctrina actual la fijación de qué autores pueden considerarse vinculados a la Escuela clásica, sus más conocidos propugnadores son Giovanni Carmignani, Francesco Carrara (v.) y Enrico Pessina. Como postulados fundamentales de la Escuela clásica pueden señalarse:
     
      a) El D. (v.) no es un producto histórico, obra humana, tiene una esencia trascendente. El D. es congénito al hombre -escribe Carrara- porque fue dado por Dios a la humanidad desde el primer momento de su creación para que ésta pueda cumplir sus deberes en la vida terrena. Esta posición iusnaturalista no significa que los clásicos desconozcan que existe también un D. dictado por los hombres. Carrara reconoce expresamente que la ley moral puede no ser suficiente en cuanto se refiere a las relaciones del hombre con las otras criaturas humanas. A pesar de la ley moral -escribe- los hombres habrían estado a merced de aquel de entre ellos que, prefiriendo el bien sensible al ultrasensible, hubiese sabido violar los derechos por medio de fuerza o de astucia. Se hace precisa así una fuerza coactiva y represiva que refuerce la ley moral, la cual no puede encontrarse más que en «el brazo del hombre», quien la establece en la «sociedad civil». Este reconocimiento de la existencia y necesidad de la ley humana se encuentra también en Carmignani, que distingue entre D. natural y D. civil, entendido éste en sentido lato. Esta ley debe ser, por supuesto, conforme a la ley natural; si no se adecúa a ella, deja de ser D. para convertirse en abuso.
     
      b) En lo que se refiere al D. p., la concepción clásica gira en torno a esa idea de la ley natural como módulo del D. El D. p. tiene su génesis y su fundamento «en una ley que es absoluta, porque es constitutiva del único orden posible para la humanidad, según las previsiones y las decisiones del Creador». Sobre la base de este pensamiento, contesta la Escuela Clásica a la cuestión que pregunta por la razón de la justicia penal. Y aunque en este punto son destacables dentro de la Escuela dos direcciones distintas (la utilitarista y la moralista), la más coherente con el contenido ideológico de la misma entiende que la razón de la justicia penal se encuentra en la necesidad de la tutela jurídica, de restablecer el orden jurídico perturbado.

     
      Los clásicos encuentran el fundamento del derecho de castigar, la razón por la cual se retribuye con un mal (la pena) al individuo que ha perturbado el orden jurídico, en la imputabilidad moral, en el libre albedrío humano. El hombre es un ser inteligente y libre de escoger entre el bien y el mal, entre realizar la acción prohibida o respetar la prohibición. Si a pesar de esta libertad de que está dotado ha escogido el mal, perturbando libremente el orden jurídico, es justo que se le retribuya con otro mal, que se le castigue con la pena.

     
      c) Para la Escuela Clásica, el delito no es un simple hecho, sino un ente jurídico. Su esencia está constituida por la relación de contradicción entre el hecho del hombre y la ley. «Sólo en esto consiste el ente jurídico al cual se da el nombre de delito» (Carrara). Por esto, en la concepción clásica, el delito no se define como acción, sino como «infracción», lo que supone considerar la antijuridicidad (v.) no como elemento del delito -según la entendemos hoy-, sino como esencia del mismo.
     
      d) La pena es un contenido necesario del D., la consecuencia de la naturaleza del hombre, ser moralmente libre y responsable de sus acciones. Carrara la define como «aquel mal que en conformidad con la ley del Estado, infligen los magistrados a los que, con las formas debidas, son reconocidos culpables de un delito». El fin primario de la pena es «el restablecimiento del orden externo en la sociedad». El delito ofende, por un lado, a un individuo; por otro, violando sus leyes, a la sociedad, a todos los ciudadanos, disminuyendo en ellos la conciencia de la propia seguridad y creando el peligro del mal ejemplo. El primer daño causado por el delito no se repara con la pena. El segundo debe ser reparado con ella mediante el restablecimiento del orden perturbado por el desorden del delito. La pena debe cumplir una función retributiva de la culpa moral comprobada en el delito.

     
      e) El método. El estudio y elaboración de cualquier disciplina precisa de un método que lleve al investigador al logro de la verdad. En la ciencia moderna del D. p. se han enfrentado dos métodos científicos: el lógico-abstracto o deductivo y el inductivo o experimental. En el primero, el estudioso toma como punto de partida un principio general y de él saca las consecuencias lógicas pertinentes. En el inductivo se parte de la observación de los datos particulares, remontándose después a una proposición general que comprende no sólo los supuestos observados, sino todos los demás que están con los primeros en cierta relación de semejanza y comunidad. La Escuela clásica aplica al D. p. el método deductivo o lógico-abstracto, partiendo de principios generales, uno de los cuales es lo que Carrara señalaba como fórmula sacramental: la consideración del delito como ente jurídico.
     
      La Escuela clásica en España. La tendencia clásica penetra en España, en su corte ecléctico, inspirada en el clasicismo francés de Pellegrino Rossi, cuyo Tratado de Derecho Penal fue traducido en 1839. El introductor fue Joaquín Francisco Pacheco (n. en Écija en 1808, y m. en Madrid en 1865), que en 1842 publica en Madrid unos Estudios de Derecho Penal, donde profesa un eclecticismo que trata de abrazar conjuntamente el principio de justicia y el de utilidad general. Aunque con este matiz ecléctico, en el pensamiento de Pacheco se encuentran todos los postulados que, como característicos de la Escuela clásica, acabamos de señalar. Después de él, el clasicismo encuentra acogida en España por parte de los comentaristas de los CP de 1848 y 1870, de los cuales unos siguen la línea ecléctica y otros, como Groizard, son fieles al patrón construido por Carrara. Ya en nuestro siglo, el clasicismo español encuentra un destacado representante: el P. Jerónimo Montes (n. en Matanzas, León, en 1865 y m. en El Escorial en 1932). Es autor de un Derecho penal español (1 ed. 1917; 2 ed. 1929) donde defiende el libre albedrío como base de la imputabilidad, sostiene que la razón del derecho de castigar se halla en la tutela jurídica y concibe la pena como expiación que ha de cumplir una función retributiva.

     
      Valoración de la Escuela Clásica. De la ejecutoria doctrinal de la Escuela Clásica puede hacerse hoy un balance objetivo, del que resultan aportaciones positivas y datos negativos, méritos y deméritos. En el capítulo de aportaciones pueden señalarse a favor de los clásicos lo que su doctrina significó de reacción y lucha contra la barbarie que contenía todavía el D. p., mediante su defensa a ultranza de las garantías individuales; realizar una construcción sistemáticamente perfecta de la ciencia del D. p.; y haber elaborado con precisión lo que debe entenderse por delito desde el punto de vista jurídico. En la página de deméritos es igualmente forzoso consignar su descuido del aspecto real del delito; haber apartado de su horizonte el estudio del delincuente, abandono que aparece suficientemente claro en la fijación que hace Carrara de los temas de estudio del D. p., reducidos al delito, la pena y el juicio (v.); los excesos formalistas a que los llevó el empleo del método deductivo; haberse excedido en la defensa de las garantías individuales, olvidando las necesidades de defensa de la sociedad; creer agotado el estudio del D. p. con la construcción que se había realizado hasta el momento. Esta creencia se pone de manifiesto por Carrara cuando en la Prolusione pronunciada en la Uni. de Pisa, en el curso 1873-74, aconsejaba a los jóvenes dedicarse al estudio del D. procesal penal, porque en el D. p. sustantivo poco podían añadir ya a lo que habían hecho sus mayores. Estos excesos de la Escuela clásica habrían de provocar la consiguiente reacción, dando lugar a que apareciese una orientación nueva que abundaría precisamente en los puntos descuidados por los clásicos y partiría de presupuestos contrarios a los que ellos habían tomado como punto de partida.

      Fuente:              
J. A. SAINZ CANTERO.
    BIBL.: U. SPIRITO, Storia del Diritto Penale Italiano. Da Cesare Beccaria al nostri giorni, Turín 1932; L. JIMÉNEZ DE ASÚA, Las Escuelas penales a la luz de la crítica moderna, «El Criminalista», IV, Buenos Aires 1951, 95 ss.; ID, Don Joaquín Francisco Pacheco en el centenario del Código Penal español, «El Criminalista», IX, Buenos Aires 1951, 11 ss. ; ÍD, Necrología del P. jerónimo Montes, «El Criminalista», VIII, Buenos Aires 1948, 211 ss.

LA ESCUELA CLÁSICA.
Mi  Conclusión.-
A la vista de todos y cada uno de las opiniones respecto a la Escuela Clásica, si bien es cierto, al iniciarse ésta, se dio por terminada una época de barbarie e injusticia del Derecho Penal aplicado alrededor del siglo XVIII y anteriores, y la dedicación de algunos juristas como César Beccaria y Francisco Carrara, iniciador y precursor de los postulados de esta Escuela Penal, que en el afán de normar leyes más humanitarias y apegadas al Derecho Natural del hombre, enfocaron su perspectiva de impartición de justicia, en los elementos identificados como delito, sanción (pena) y juicio, restándole importancia al componente activo de éstos tres: El Delincuente, y no es que me una a la corriente Positivista, pero considero que los tres elementos primeramente mencionados no existirían sin la función Del Infractor. Es de reconocerse la capacidad racional, la visión con que estos hombres del Derecho observaban nuestra sociedad. Aún cuando estos principios se estilaron por vez primera en el Viejo Mundo, y que a la postre se impusieran en nuestro territorio nacional; el cómo desde entonces se procuraba la Igualdad en la aplicación de los Derechos Humanos, una pena justa, la imposición del respeto a la norma legal, y por ende, a la sociedad misma; así como el índice de tipificaciones de los delitos y los métodos para su esclarecimiento; sin embargo, respecto a la imputación de la pena aparejada al libre albedrío de la persona, no comulgo con ello, porque si bien es cierto, toda persona tiene la libertad para discernir sobre el bien y el mal, haciendo a un lado el punto de vista religioso, una persona es plenamente consciente de sus actos, lo cual, obviamente no le exime en caso de cometer un delito y por ende pagar por ello, de acuerdo a las sanciones o penas impuestas por el Orden Jurídico, y tampoco por ello, en grado a éste, recibir proporcionalmente una sanción, ya que depende de la gravedad de la infracción realizada, debe concebirse la pena, hasta conseguir una persona readaptada a la sociedad, lo que actualmente las leyes penales que nos rigen persiguen. Aún así, la Escuela Clásica, en comparación a las demás Escuelas Penales postreras a ella,  converge en un mismo pensamiento: la prevención del delito. Ya sea como ente de hecho y de derecho, su erradicación, la protección del orden en la sociedad; así como en el reconocimiento de éste (delito) en la Norma, la exigencia de la retribución moral, su razón de ser en defensa de la sociedad, la intimidación del sujeto infractor ó la procuración del estudio de éste (delincuente) desde el punto de vista científico con la ayuda de ramas auxiliares al Derecho Penal. (Aplicación de la Criminología, Psicología, Sociología); la Escuela Clásica, es la raíz de la cual parte la evolución del Derecho Penal que hoy nos concretamos a estudiar en la preparación de nuestra cultura legal.

Ruth Martínez Meráz ***
Universidad de Matamoros, A.C.

13.4.11

Heridas....

Pienso sobre las heridas, la complejidad sobre el ser humano (si, SER HUMANO, no me refiero a nuestra entidad como persona, sino al ser que vive dentro, llámese espíritu, alma, etc.), muchas veces hacemos, decimos, actuamos, somos conducidos por nuestros sentimientos, sin reparar en que, nuestra forma de ser, afecta a terceras personas, sin embargo, reflexiono sobre ello, y caigo en la conclusión de que, si a la verdad, actuamos de acuerdo a nuestra razón (mente) y emociones (corazón), estos actos no siempre serán para satisfacer las necesidades de otros, por lo que, muy a pesar mío (en lo personal), en lo que a mi toca, aunque quisiera no ver sufrir, ni alterar a las personas que amo, que estimo, o aprecio, no está en mi el poder evitar que pasen por situaciones que les alteren o lastimen, circunstancias que no se encuentran a mi alcance para evitarles un momento desagradable; en la sobremesa de cada día y cuando hay oportunidad, trato de transmitir ésto a quienes dependen de mí, de mi entorno familiar, como me dijo un amigo psicólogo, "Ruth, no puedes remediar las cosas que no están a tu alcance, no puedes vivir queriendo salvar el mundo, ni tienes que sacrificarte por él, haz lo que en tus manos puedas, pero no eres la mujer maravilla para solucionarlo todo", y creo que con ello se refería a que soy muy obstinada, compulsiva, y opto por querer llevar cargado los costales de otros, algo que hasta la fecha no logro dominar del todo. Pero, (va un pero, siempre hay uno en cada situación, creo) la mayoría de las veces lo olvido, así que los días de pláticas con mi amigo psicólogo, a veces parecen vanas (no precisamente que haya ido a terapia, o a lo mejor trató de dármela, en esas ocasiones que visitaba su consultorio, o coincidíamos en algún evento, aprovechando que su esposa es una de mis amigas); bueno, sigo con las heridas...una amiga me dice que nadie te hiere, que nadie te ofende, que son estereotipos sociales, normas de convivencia o conducta, que a lo largo de nuestra vida se nos han inculcado desde niños porque así es "la costumbre", se tomó la molestia de enviarme un correo que hablaba sobre ello, "bla, bla, bla", y me digo: entonces por qué diablos me siento fatal?, por qué a veces el más leve comentario, o una actitud de desapego dejo que me hiera?, o por qué me predispongo para hacer mi día casi una historia de tragedia griega, por no decir dantesca?, y vuelvo a coincidir en el mismo punto: mi humanidad, este ser del que formo parte, ser hombre o mujer, nada excluye que vivamos a lo largo de nuestras vidas experiencias que duelan, que dejen huella, y que relativamente "olvidemos" (mientras no haya alguna situación semejante que haga que esa herida creída cicatrizada, tienda a abrirse de nueva cuenta), en fin, creo que así somos los humanos, dotados de sentimientos, no buenos ni malos, porque no estamos encaminados a ser "malos" sino es la situación que se presente que esos instantes se crean positivos o negativos, dejando una experiencia más a nuestra existencia, que pasado el tiempo, tarde que temprano, algo se haya de aprender, apuesto que, si nos humanizáramos cada día, en la medida de lo posible, evitaríamos hacer sufrir a otros, comprenderíamos el daño que creemos recibir, asimilaríamos que el camino difícil es el más indicado para aprender, y no se ligue a la religiosidad, eso es punto y aparte, pensando en que viene la Semana Santa, para aquellos que profesan alguna fé, cualquiera que sea su ideología, y también para aquellos que se creen ateos, la espiritualidad no predispone una vida de sufrimiento, ni de martirio emocional ni físico, para mí, muy en lo personal, presupone un modo de vivir de acuerdo a lo que se piensa, a lo que se cree, sin caer en fanatismos ni en frivolidades, también en saber callar cuando puedan prejuzgarte, el tiempo es la cura para todo (eso dicen), evitar "hecharle más leña al fuego" cuando de verdad no vale la pena mortificarse por lo que en realidad no se es, vivir para perdonar, para aceptar nuestras debilidades, disfrutar de lo que se tiene, poco o mucho, deshielar los resentimientos y decir "adiós" en el momento oportuno, sabiendo que, esas marcas que se quedan son sólo para recordar la vulnerabilidad que nos cubre, que somos seres emocionales, y en la fortuna de ello es que ya es ganancia carecer de la indiferencia, con las que muchos viven, personas materializadas, inhumanas en nuestro contexto, que sólo ven por sí mismas, aunque en el fondo, la verdad este tipo de personas son individuos que sufren más, por no tener la tranquilidad en su interior; así que nos baste existir, enderezar nuestros pasos, ser personas de fe, con heridas o marcas tal vez, sanadas algunas aún frescas otras, y si alguna vez nos tienta la soledad o sintamos miserable la vida como para desear no vivir, no olvidemos que, siempre hay alguien en algún lugar que nos ama, nos admira, nos respeta, nos aprecia, nos acepta, y que nadie intencionalmente busca hacernos daño, somos nosotros los que decidimos cómo queremos afrontar la vida.
RMM ***