5.9.13

Recreo bajo la lluvia de una penitente

Aquí estoy en un espacio del tiempo, tomando un recreo bajo la lluvia de temporada, al son de los truenos y la música de Billy Joel que me acompaña, retomando la lectura de "Ulises Criollo" de Don José Vasconcelos, quien me mantiene atrapada con sus vivencias; sin embargo, opto por dejarlo un momento, me apetece -como si fuera alimento, y lo es, para el espíritu- leer un poco de poesía, husmeo en una pila de libros y me encuentro con "Claustros Vedados al Penitente" de mi distinguido amigo, el poeta Ramiro Rodríguez, una edición del año 2000; cual debe de ser, me aventuro desde la presentación, soy una simple lectora, carezco de la suficiente experiencia en cuanto al tema, sin que por ello, pueda dar mi humilde opinión al respecto, y con todo el respeto que dicha compilación amerita, voy engulléndome de cada verso, desde "No soy Abel ni Caín", paso al nombrado "Y cómo me llamo?", me sumerjo en "Claustros Vedados al Penitente", me uno al sentimiento de "Profanos Lodos", siguiendo con la Escena XV, del Acto Tercero de "La mentira piadosa de Don García" -lo admito, me sentí "Lucrecia" por un instante-, terminando por disfrutar los Romances que se enumeran del I al VI, quedándome para sí con el número II titulado "Romance de cada tarde" dedicado a D. Pablo Juárez A., del cual me permito transcribir en lo conducente:-
 "...Extráñame cada tarde 
más no te olvides de mí
porque el olvido es tremendo
cuando anhelas existir,
porque la noche es angustia
cuando un octubre infeliz
descansa sobre mis manos
para llevarme de aquí.- ..."
No cabe duda que he disfrutado este recreo bajo la lluvia, como una tromba de palabras enunciadas en dulces rimas y prosas, descubriendo un estilo inigualable y peculiar de su autor, entre cauces de sentimientos que arrebatan el alma cuando uno no es indiferente al pensamiento escrito y se abre a inimaginables horizontes que sacian los huecos de la avidez del conocimiento.

Ruth Martínez Meráz ***