25.9.17

El tiempo de la margarita...



Era mi tiempo un túnel de hojas rojas, hogar del otoño que se posaba en mis manos, escribía en el jardín las penúltimas líneas del destino de la margarita. Embellecían mis palabras las primeras horas del alba, murmuraban las últimas frases del insomnio en mis sienes. El júbilo del mirlo se desbordaba con el rocío de la mañana, humedecía la vista del viejo roble. No era mi tiempo sin sentido, éste buscaba las emociones del verano, el verso fugado del sol con el ímpetu del canto de la luna, la historia tejida con el verdor de las madreselvas. El relato oculto en noches de estío. Mi tiempo era la memoria de la margarita, sobreviviendo las tempestades, acariciando sus recuerdos, enraizando los sentimientos en las constelaciones de un diario. Se mecía en sólo tres vocablos que persistían incrustados en la piel del roble, donde la margarita se arrebujaba, a la espera del invierno: vives en mí.


© Ruth Martínez Meráz ***