La amistad verdadera escasea, la extinción del ser tan apegado a mi entorno se difumina, todo concierne a intereses superfluos, a meras conveniencias aún cuando se disimulen de camaradería, sin embargo, en el recóndito de ese torbellino de oportunistas, algunos sólo unos cuantos, son rostros que emanan sencillez, honestidad, transparentes cuál sus ojos les delata, cómo se puede apreciar tal sinceridad?, sostienen la mirada, te puedes perder en la profundidad de sus pupilas, y su voz despide confianza; si, los amigos son pocos, compañeros hay muchos, aquéllos que rara vez llaman cuando estás enfermo, o se acuerdan que existes, si necesitan favores propios o en beneficio de otros (sus camaradas); más yo me quedo con mis pocos amigos, los que ahora parecen más cercanos, hay muchos lejos, su voz no vibra más, pero sus ecos aún se escuchan al contemplar sus fotografías, al leer sus cartas, las postales con alguna fecha de años atrás, aquellos cómplices de nuestros anhelos, esos que en la agitada distancia, toman el teléfono y dicen "no te olvido pese a la lejanía", son joyas que perduran en el corazón, esperanza de que hay amigos incondicionales, aunque parezca por momentos que se está solo, en tanto, los pocos amigos que me rodean cubren mi estancia, la necesidad de servir y tener apoyo, satisfacción de ser humano, imposible retraerse en el claustro, aún hay quién me diga cuándo estoy equivocada, quién no lisonjee en vano mis actos, quién aclare mis dudas, quién tenga valor para volverme al camino; a ellos, les debo el aprendizaje diario, la invaluable lección diaria de ser yo, aceptando mi vulnerabilidad, lo expuesto que puedo estar si mi soberbia me corrompe, si languidezco antes de tiempo; soy el ser más afortunado, con pocos amigos cercanos, con muchos lejanos, cada uno especial, único, importante, con luz propia que ilumina mi vida, y por aquellos que resplandecen cada noche, y visitan mis sueños robándome una sonrisa, aunque las lágrimas broten por su entrañable ausencia, agolpando mi corazón de emociones que me recuerdan que permanecen no sólo en mi memoria, sino en mi alma. Gracias amigos por existir, por proveerme de su calor, y confortar mi existencia.
RMM ***
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