5.2.11

Mal negociante


Tengo un mal negocio, al parecer así ha sido, invertí demasiado, aposté en aquello que no es muy demandado; en mis estantes se encuentran empolvados cajas de esperanza, sobres con ilusiones, condimentos que ruborizan, golosinas de sonrisas, chicles que a soñar invitan, pastas de letras, que forman versos de fe un tanto idealistas, en el almacén hay cientos de cajas con amores filiales poco estimados, sacos de gratitud ya vueltos rancios; le aventuré ciegamente a la incondicional de unas gaseosas, seguro que los resultados, serían la confianza y paciencia, qué me habrá fallado?, sigo el intento cada día, con etiquetas vistozas, ofertando galletas de alegría, aceite de bonanza, lápices que escriben la sinceridad de quien le usa, tintas y pinceles para ilustrar las vivencias de años mozos. Soy un mal negociante, de ello que te quede claro, en un mundo de arrogantes, es difícil encontrar quien comparta tus ideales, quien se atreva a jugar, viendo aún el barco a la deriva, dejar que los sueños fluyan, que tajante arriesgue a la suerte su vida. Si, un perdedor para algunos, iluso, piso a ciegas, malbarato mi inventario, no me asusta la pobreza; si en el camino reflexionas, no te des prisa a juzgarme, sólo insisto en ofrecer aquello que no cuesta dar, ni espero que se me retribuya, si soy mal negociante y tengo un negocio que no deja más que la satisfacción de ver feliz a aquél que me rodea, qué importa si quedo en quiebra.

RMM ***

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