23.2.11

Año de la Constitución Mexicana....


La reforma de la Constitución exige mayorías contundentes y éstas sólo pueden lograrse en acuerdos entre los principales partidos, lo cual sería primordial, para que sus representantes tomaran conciencia sobre la importancia de su toma de acción a la tarea obligatoria y decisiva de hacer reformas efectivas, en comunión con los demás poderes de la nación, para que las nuevas propuestas contemplen una mejor legalidad para el ciudadano común de una urbe, así como para aquél que forma parte de una comunidad rural y étnica, que por demás está decirlo, son los menos afortunados en cuanto a las garantías que les atribuye nuestra Carta Magna, siendo realistas en cuanto a ello; el destino de una Nación en especial la nuestra, se dice está en el Pueblo, en la tan mencionada Democracia, entonces, por qué no hacer honor a ello?, entonces, lo importante es ponerse de acuerdo sobre las prioridades y los tiempos. El destino de la Ley de los Derechos de los Indígenas, el presupuesto y la reforma fiscal, nos apunta que la reforma debe ser iniciada por el régimen político, huelga decir, las formas de elección, el equilibrio que debe haber entre poderes y los mecanismos necesarios para remover los obstáculos que nos conduzca a una gobernación efectiva. Estamos ante una democracia relativamente joven, no desemboquemos en la inoperancia. Viremos hacia la ampliación de los derechos democráticos, deben adoptarse leyes que impidan su inejercicio. No recurramos a la historia, para que la añoranza de esos caudillos mueva nuestro temple para satisfacer las nuevas necesidades de nuestra sociedad, recordemos que la Ley es y será una necesidad del Pueblo, se dan porque hay normas que deben regular la relación Estado-Sociedad, la que se da entre individuos, pero además donde se acuñan las Garantías Individuales, esas que nos permiten ahora, expresar mi sentir como Estudiante de Derecho, apelo a esta convicción que me tiene realizando este desentrañamiento de nuestras leyes, esas por las que tomamos la decisión de seguir esta carrera, que no solo es para bien propio, sino para ejercer ese Derecho que nos confiere el Pacto Federal, ese Legado que los Insurgentes, los Revolucionarios, los de “La Bola”, escribieron con sudor, con sangre, con apego a la realidad que conduce a plasmar en estos Principios o Preceptos legales que somos ahora libres de estudiar, libres para modificar, para proponer Reformas que dan vida a la Soberanía que se dice recaer en el Pueblo, a esa Autonomía de que formamos parte y que finalmente nos permite transitar libres en territorio nacional, pero con la pauta de que, si en su momento violentamos esos Principios, sabedores somos de que, merecemos la pena que el Pueblo a través de nuestra Carta Magna y su Órgano Judicial nos imponga, ajustándonos a ello. Sin embargo, bien valdría la pena, empecinarnos en procurar un mejor Estado de Derecho. Vale la pena no? pues inevitable sería pensar o que se pensara que vivimos una utopía jurídica.

RMM**

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