Vaya en este día todos se apuran por agradecer los favores del año, hacer recuentos, desear prosperidad, etc., etc., estoy por salir de casa para compartir la cena de fin de año con mi familia, mis padres y mi abuelita, pero no quiero terminar este día sin hablar de los principios que forman parte del ser humano, de esa persona que día a día comienza su diario vivir, unos por inercia, otros con una fe recia, otros con la monotonía que les caracteriza, inmersos en una vida autómata; cada quien por su causa, cada quien con su motivo, unos más egoístas que otros, algunos con toda la intención de cambiar su mundo, con las mejores intenciones, para variar están los indiferentes que les viene igual cuanta pasa en su entorno; otros como yo enfrascados en mil tareas, que a veces tengo que razonar una a una si procuro darle la atención que en verdad se merece; sin embargo, a pesar de todo ello, para mí es tolerable cuanto tipo de persona pueda conocer, cada una debe tener "algo" que deba aprender, y es una decepción (así también puedo parecerlo yo para otros) cuando vez que esa persona que comienzas a tratar es un ser superfluo, y más aún cuando llevas tiempo tratándoles y te das cuenta al final que son lo más deshonestas que pueda haber (conste, no juzgo) pero es inevitable darse cuenta de ello, bien dicen que "por sus frutos los conoceréis", y oh!!!! como se veía en algún comercial en antaño "S.O.S. Mucho ojo eh!", hay que "desechar" este tipo de personas vestidos con piel de oveja, a veces es difícil, pero tarde que temprano sale a relucir. Este tipo de acciones no sólo se da en ciertos individuos, sino para nuestro pesar en Organizaciones de Filantropía, Comunidades religiosas, Instituciones Educativas, Gubernamentales, etc., etc., aquí lo único que nos resta, es hacerles frente, sí, aprender que no todo estaba bien, que no nos afecte la acción o acciones que puedan llegar a hacernos mella en su momento por éstos, y como se lee en alguna parte: "sacudirse el polvo de los pies, y seguir adelante", ya lo sé, como dije antes, no podemos cambiar el mundo, pero tampoco dejar que ese mundo corrompido nos alcance, que nuestros principios prevalezcan, y empeñarnos en ser lo más honestos que podamos, que no nos cueste actuar y vivir lo más rectamente posible, no me refiero a ser "puritanos" sino que nuestras acciones se encaminen a que nuestra forma de ser no sólo nos beneficie, sino que aporte algo bueno a quienes nos rodean, comenzando por nuestra casa, no olvidando que las buenas costumbres y principios enaltecen el espíritu, teniendo por principio el temor a Dios, lo demás vendrá por añadidura, pero este no es un texto religioso, sólo deseo que entendamos que la honestidad va de la mano con otras virtudes, y actuando de esta manera tendríamos un mejor país, un mejor Estado de Derecho, y una mejor Integración Familiar, la cual se ve perdida cada día más. Qué nos cuesta?
Ruth Martínez Meráz ***
Ruth Martínez Meráz ***
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