El destino
no se escoge,
aguarda
una caja de pandora
que nos sorprende
y nos deslumbra,
encaramos
los momentos,
nos alimentamos
de esperanzas,
en las debilidades
nos hacemos fuertes,
y se renace
en la victoria
con la fe
renovada,
con el espiritu
engrandecido,
y el amor
hecho carne,
no de cuerpo,
sino de dos
amalgamados en uno.
Ruth Martinez Meraz ***
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