Si hubiese pensando alguna vez en hablar de la palabra MENTIRA, podría haberlo dudado un poco, no porque no tuviera sentido comentar el tema, ni porque pareciera trillado, sino porque escribir sobre mentir, creo, es un tanto irónico. Todos sin excepción, hemos mentido en cierto momento, nos apegamos a la excusa de clasificar nuestra mentira en "blanca", "inocente", "involuntaria", "necesaria", "dolosa", "intencional", pero....hasta dónde y por qué somos capaces de mentir?, qué puede valer más que la honestidad?, o qué tan lejos estamos de ser tan claros y objetivos como para admitir lo que pensamos, o la confianza como para decir lo que nos obliga hablar con franqueza, yo también me he cuestionado al respecto, y en realidad caigo en el acierto de que practicamente "nos hacemos tontos", somos víctimas de nuestra lengua y nuestra poca capacidad para conducirnos con decencia ante los demás. Justificamos este hecho porque recurrimos a LA MENTIRA en nuestro trabajo, inculcamos a nuestros hijos "inocentemente" a hacerla un hábito, aunque a mi parecer, lo más bajo que podemos llegar a caer cuando decimos una MENTIRA, es cuando dañamos a aquellos que forman parte de nuestro círculo familiar u amistoso, como defraudar a tu pareja o a tu mejor amiga (o), y todo por UNA MENTIRA, ya es sabido que si le mentiste una vez, lo único que le pasará por su mente a la persona agraviada, es que no fué la única ocasión....y la parte más incómoda cuando "te pezcan" en esa MENTIRA, y tienes el atrevimiento de seguirla sosteniendo (diría un amigo: "insolente"). El recurso de la MENTIRA tiene su historia, desde el inicio de la creación según la Biblia, de ahí la excusa de Adán, de Caín, y conforme la historia bíblica se dieron muchas situaciones por causa de una MENTIRA, así también a través de la historia que hemos venido estudiando ortodoxamente, se han levantando guerras, traiciones, conflictos, revueltas, sediciones, asesinatos; objeto de tema en algunas novelas, es incontable la cantidad de veces que la MENTIRA pueda citarse en la vida del ser humano, si fuera real el cuento de Pinocho, en este mundo habría un común denominador en las características de las personas: UNA NARIZ LARGA QUE NO PARA DE CRECER (nos veríamos chistosos), pero no va a venir un "Pepe Grillo" a hablarnos, ni se aparecerá un "angelito" hablándonos al oído para persuadirnos en este hábito tan desagradable, no obstante, para qué crearnos una situación de conflicto por este hecho? Seremos capaces de mirar los ojos de nuestro interlocutor y hablar con claridad sin tanto rodeos? no sería ideal?, tal vez nos cueste trabajo, es difícil dejar un mal hábito, sin embargo, vale la pena, nuestra PALABRA (si, esa que antes valía entre nuestros ancestros) recobraría el VALOR, firmaríamos menos "papelitos" para asegurar nuestros pagos ante nuestros acreedores o proveedores, serían menos los amigos defraudados por nuestras actitudes, no perderíamos la confianza y el amor ciego de nuestra pareja, y por ende, no la obligaríamos a pensar con el cerebro haciendo de lado su corazón (esa parte se lee muy cursi...), y por último, aunque creo que se me escapan más cuestiones al respecto, habría menos problemas políticos, porque tendríamos gobernantes con más credibilidad, una mejor función estatal, y menos gente en la iglesia tratando de aliviar su conciencia, como si con ello bastara.
Ruth Martínez Meráz ***
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