…Una, dos, tres tazas de café había tomado, tenía casi toda la tarde frente a su computadora y no podía aun escribir una sola palabra para su colaboración asidua en una revista de corte cosmopolita dirigido solo a lectores del género femenil y algo superficial para su gusto, pero con la crisis económica de este tiempo y debido a la escasez de fuentes de trabajo en editoriales de cierto prestigio, no le quedaba de otra, más que continuar escribiendo artículos sobre temas un tanto banales para las “mujeres de hoy”, como si generalizaran que todas las féminas fueran tontas y huecas; en fin…tentada estaba Tita a encender un cigarrillo, cosa que se le antojaba dejando a un lado su propósito de seguir siendo una fumadora pasiva, por ratos, en su afán del surgimiento de ideas, abría una página Web, luego otra, cerraba una, husmeaba en los blogs de sus amigos…y nada, su mente seguía en blanco. Su director editorial ya tenía rato dejándole mensajes en su contestadota telefónica, recordándole que era imperante mandara pronto su trabajo para el cierre de la edición quincenal próxima a publicarse. Tita era una esbelta mujer de 27 años, cabellos castaños, ojos grandes almendrados, solía vestir muy informal, blusa camisera, jeans y tenis, nada que ver con el glamour que tanto proyectaba la revista donde publicaba cada quincena un artículo que pudiera ser del interés a sus lectoras.- Haber, “tips para ahorrar?” hummm…ese tema ya lo toqué – pensaba en voz alta para sí - .. ¿cómo maquillarse adecuadamente?”, también, “10 reglas para un noviazgo perfecto”, no, fue el de la edición pasada, y si escribo sobre “¿cuidado del medio ambiente?”, no es nada nuevo, ni descubriría el hilo negro, pero…ó ¿de la persecución y maltrato de las mujeres islámicas que se rebelan al sistema en Irak?”, por favor! Seguro me lo van a rechazar, oh! Ya sé! Mejor voy al videoclub, rento un tanto de las serie “Sexo en la Ciudad” para asimilar el personaje frívolo de esa actriz, ¿cómo se llama?..ah! sí!, Sarah Jessica Parker, que la hace de escritora, no, es mucho merecer catalogarla como tal, más bien es una redactora de textos para una revista de élite… ¡horror! ¡Como yo!, bueno a mí no me dejan publicar temas de seriedad e interés social, y el personaje de esta mujer en la serie es sin duda su actitud con plena conciencia y convicción; ¿y dónde está mi “libertad de expresión”, para qué se contempla dentro de la Ley (nuestra Carta Magna) y no se aplica? Irónicamente hay un día aludido para su celebración, ¿es acaso una burla?....vivimos en una sociedad manipulada, pero no precisamente por los medios de comunicación…hay sin duda una contravenencia en ello….”, para cuando se percató, Tita ya estaba terminando su artículo, y su séptima tasa de un café ya frío. Lo imprimió, caminando de un lado a otro en su habitación, lo leía y releía con lápiz en mano, tachaba ciertas palabras y por encima reescribía; era su manera de trabajar, pudiéndolo hacer en la computadora, pero no, tenía esa manía de imprimir y luego revisar, corregir, “digerir” una a una cada frase, “degustar” el contenido de su creación; “Libertad de expresión”, “Libertad de pensamiento”, ¿con qué título lo encabezaría? – Pensó- “ !diablos! Seguro que me lo van a regresar, en cuanto lo lea el jefe de redacción, lo devolverá o simplemente lo hará perdedizo y no lo publicarán, como me lo han hecho otras veces…o dirán, “no llegó el archivo adjunto con el correo electrónico”, para justificarse; pero si no insisto ¿cuándo me tomarán en serio?, total como dijo cierto escritor… “Si ante la insistente gota de agua la roca se perfora..Ante la tenacidad del hombre la palabra imposible se evapora”. – Así que decidida, se sentó frente a la computadora, respaldando su archivo, se dispuso a mandarlo por correo electrónico a su editorial, “¡bendita tecnología!” – Musitó – acostumbraba trabajar desde casa, y sólo acudía a la oficina si era necesario. Se levantó con expresión de alivio, tomó una ducha, vistiendo ya su pijama se acostó en su cama deseando conciliar el sueño pronto, y con la expectativa de la admisión de su artículo.- Sonó la alarma, aún desganada palpó entre las cobijas hasta tocar su celular y desactivar el sonido intermitente de su despertador, eran apenas las 7:15 am, hizo algunos estiramientos de brazos y piernas, calzó sus pantuflas y se dirigió al baño a lavarse los dientes, después tomó un libro que llevaba tiempo leyendo, cuando timbró el celular, - ¿Sí?, - contestó -, era su Director Editorial quien había recibido una copia de su artículo también; - Tita…- se escuchó la voz grave de quien era su jefe inmediato -…leí tu texto anoche en cuanto llegó, sabes que no manejamos este tipo de temas en la Revista y aun así te empeñas en mandarlo, escúchame bien… - Tita ya se estaba preocupando, su voz se escuchaba tan grave, como sonaba en alguna de las juntas que cada mes convocaba a los colaboradores para comentar sobre el crecimiento de la empresa – continuó – Por esta vez, sólo por esta vez, aún cuando el Jefe de Redacción no esté de acuerdo, voy a autorizar la publicación de este artículo, voy a dejar que sean las lectoras quienes decidan a través de sus comentarios que nos envían, si este tipo de temas deban ser tomados en cuenta, quizás nos hemos cerrado a nuevas propuestas, pero sabes bien, que es el público quien tiene la última palabra – Tita perpleja sólo se limitó a agradecer la oportunidad y a esperar la reacción de sus seguidoras, y colgó.
Pasada la emisión quincenal con su columna asidua, con un tema diferente, los correos también comenzaron a llegar, diversos puntos de vista se hicieron notar, algunas mujeres expresaban su agrado por el tema abordado, por la seriedad y sutileza de éste, otra por hacer una nueva propuesta que mejoraba la imagen de la revista, etc.
Tita con una eminente sonrisa, leía cada correo electrónico, interiormente se disculpaba por pensar que sus lectoras eran sólo personas superficiales, y sabía que era el comienzo de un periodismo más serio que enmarcaría su carrera, como siempre lo había anhelado.
Pasada la emisión quincenal con su columna asidua, con un tema diferente, los correos también comenzaron a llegar, diversos puntos de vista se hicieron notar, algunas mujeres expresaban su agrado por el tema abordado, por la seriedad y sutileza de éste, otra por hacer una nueva propuesta que mejoraba la imagen de la revista, etc.
Tita con una eminente sonrisa, leía cada correo electrónico, interiormente se disculpaba por pensar que sus lectoras eran sólo personas superficiales, y sabía que era el comienzo de un periodismo más serio que enmarcaría su carrera, como siempre lo había anhelado.
Ruth Martínez Meráz ***
No hay comentarios:
Publicar un comentario