Símbolo de la Redención Agraria Social de México
Era la tarde de un jueves 19 de Abril de 1919…para unos, la historia terminaba; para otros…la inmortalidad surgía. La tierra de Chinameca, Cuernava, Estado de Morelos, se nutría de la sangre de un caudillo hecho mártir: Don Emiliano Zapata Salazar.-
Hombre de humilde cuna, nació en la zona sur mexicana, citada como San Miguel de Anenecuilco, Morelos el 08 de Agosto de 1879, hijo de Don Gabriel Zapata y Cleofas Salazar, quienes formaban una modesta familia de campesinos, víctimas como muchos otros de las injusticias de la clase hacendada, viviendo en carne propia las prepotencias de éstos, lo que puede pensarse en un comienzo, motivó a Zapata el encabezar la lucha contra el gobierno burgués de Madero y de la clase privilegiada, quienes se adornaban de una falsa revolución.
Emiliano Zapata, caracterizado por su honradez, luchó sin descanso por las causas del pueblo agrario, con sus ideales sublimes, olvidándose del bienestar propio, buscando sólo el bien común entre los campesinos.
“El Atila del Sur”, como se refirieron a Zapata, con sus acciones nos legó una redención social donde la igualdad entre los hombres quedó acuñada en la Promulgación que hiciera del Plan de Ayutla en el año 1911, donde el fin era devolver al campesinado las tierras usurpadas por los hacendados.
“Reforma, Libertad, Justicia y Ley”, su lema de lucha.
“La tierra es de quien la trabaja”, su bandera.
Hombre tenaz, incorruptible, valiente, icono de la justicia para los campesinos; este hombre, sin poses simuladas, real, líder innato, dio margen para acallar cuantos rumores injuriosos y malintencionados se entretejieron a su entorno, como resultado:
La construcción de un país ideal, la implementación de la “Ley Agraria”, el “Decreto sobre Derechos de los Pueblos”, por citar algunos.
Su urgencia por administrar justicia, es magno ejemplo para motivarnos a la ejecución de ella. Hacer nuestros sus ideales, sus convicciones, encaminados a la equidad entre los nacionales.
Hoy, no invoco al caudillo, no hago memoria a un mito hecho leyenda; hago honor al hombre que vive, que superó a sus enemigos, de quienes no hay memoria, este inmortal de la historia viva mexicana, la que día a día se conjuga.
Emiliano Zapata, hombre de esperanza, traicionado en su momento con el afán de acallarlo, se manifiesta en los acontecimientos actuales de nuestra vida, donde la libertad y justicia anheladas son una realidad.
Por lo tanto, Don Emiliano Zapata Salazar, es, y será por siempre ¡el Símbolo de la Redención Agraria Social de México!.
¡VIVA ZAPATA! VIVA MEXICO!
Ruth Martínez Meráz ***
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