29.5.13

Mi protagonista

Ahí estaba ella, con los años cargados en el rostro, una mirada para algunos inexpresiva, había que conocerla para entender lo complejo de su semblante, no reclamaba nada a la vida, era feliz -yo lo adivinaba, lo intuía- y en su aparente desgano, escondía una guerrera con victoriosas batallas a cuestas, solía escucharla años atrás, cuando su voz imperante sacudía mi cuerpo, no le temía, la admiraba, a veces no comprendía el por qué de sus actos, pero sin duda, sabía el camino que pisaba, la meta por alcanzar. Yo la observo, callo a su paso, aun tiemblo al eco de su voz - vibra mi ser, se constriñe - inclino mi cabeza y cierro mis ojos, aquellos momentos vuelven, los palpo, agua salada humedece mis mejillas; su andar se torna pesado, toma mi brazo, un sonido agudo viene de sus labios acompañado de una mueca, casi sonrisa - sigue siendo poco expresiva - quieres una nieve? -me dice- un tiempo espectacular para mi compendio de recuerdos, no se si se da cuenta de la emoción que me arrebata en el instante, sin articular palabra, sólo afirmo mecánicamente, Ella, como suele ser una Madre y el "sexto sentido", me conduce al puesto de helados en la zona comercial que acudimos, un día como hoy, como hacía ayer en mi infancia; de chocolate o vainilla? - repregunta - ah sí, de vainilla por favor, dos conos de vainilla para llevar -pidió a la encargada sin dejarme confirmar el sabor a escoger -; pagó y me llevó a una banca para disfrutar nuestro helado, como le parecía hacer hace años, aquellos en que me descubría el mundo. Sigo descubriendo el mundo a su lado, aquellas cosas que nos mantiene unidas, aun en la diferencia de dos tiempos, un lazo sigue entrelazándonos, y me convenzo de su inagotable lucha por el bienestar de mi vida, de los míos, su amor incondicional que marcó para siempre mi destino.

Ruth Martínez Meráz ***

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