Yazgo en el umbral de mi ocaso
evito virar mi rostro,
temo emular a la mujer de Lot.
Impasible ante la altivez mundana
rendida mi alma se encuentra.
Piedad solícita requiero,
la flaqueza en mi declive agota.
Súbito, el fulgor de tu presencia
viene a ser el remanso
donde se posan mis afanes.
Ruth Martínez Meráz ***
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