26.12.20

RECUENTO


Son casi veinticinco días los que faltan para que termine el año y veinte para celebrar la navidad. Han sido días que nos han moldeado, y hemos asumido la actitud que mejor nos ha parecido tomar; por cuanto a mí, sigo confiada en la esperanza del mañana que solo puede venir de Dios, sin falsas religiosidades, solo con la firme convicción que todo lo que nos ha acontecido (me incluyo en aquello que le ha sucedido a otros, conocidos y extraños), es para bien. La vida se trata de propósitos, y hay que encontrarlo en cualquiera etapa de nuestra existencia, nos parezca buena o mala. 
Sin duda, las pérdidas de seres queridos nos acompañan en este año de pandemia, sobrevivimos al dolor, al claustro, a las limitaciones y nos aventuramos a forzarnos en caminar a paso firme. “Nada es para siempre” lo he escuchado por ahí, por ello, debemos vivir el hoy, agradecer los detalles que nos rodean, dejar fluir nuestras oraciones intercediendo por las necesidades de otros, aprender a ser compasivos no solo de palabra sino con acciones; exagerar las expresiones de amor hacia todo aquel que se cruce en nuestro destino, porque le debemos eso al Eterno, somos amados, llevemos a conocer a otros Su amor. 
Cada quien tiene sus propias batallas, es menester que sostengamos a los más vulnerables y despojarnos de egoísmos, para terminar un año de lucha resilientes es, amables, como conductores de paz y armonía no solo con la familia, sino con nosotros mismos. 
Que Su luz brille en nuestros corazones, a tiempo y fuera de tiempo no desistamos en servir. 


® Ruth Martínez Meraz


#antologadoporconvocatorianavideñadeMaderasVeracruz2020






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