Está atrapado entre mis sienes.
Es el hombre de mil voces,
lo atormento con mis pensamientos.
Ruega por su libertad,
lo siento temblar entre mis manos.
Me susurra un verso.
Le reclamo su ausencia en mi pecho
su abandono deliberado
- No hay excusas –
Caigo en el letargo
las palabras se desahucian,
al amanecer, él me sorprende,
inserta en mi corazón un poema.
inserta en mi corazón un poema.
Me renuevo.
© Ruth Martínez Meraz
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