Está mi corazón en
la trinchera
los sueños rotos
en algún lugar
del alma
Ilusiones se desvanecen
– explosiones -
de fiesta
bermellón
se estila la
vida.
El mundo
desespera
-
cautivas
las voces -
se devasta la
humanidad
nadie entiende.
Tiranos someten
la inocencia
el silencio mata
no hay refugio
para el débil
- - la
fe mengua -
Algunos laceran
sus rodillas
claman por libertad
¿Dios escucha? - insisten -
ansiedad,
impotencia es su estandarte.
Mis dedos sobre
el teclado
se impregnan de
azufre
es el aroma a
muerte
laurel del
fanatismo.
Una esperanza me
circunscribe
en la agonía
que los mansos se
levanten victoriosos
entonces mis
ojos dejarán de sangrar.
© Ruth Martínez Meráz ***
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