Gorrión
que sufre,
canto que emerge
en la adversidad,
voz sonora
que eriza mi piel,
mensajera
de mis quimeras,
sonido de mis alegrías,
que retoma
mis palabras en júbilo,
destino perenne
de un amor
que traspasa los tiempos,
simiente
de la verdad
que nutre el alma,
y resuelve mi soledad.
Ruth Martínez Meráz ***
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