El poema
se esculpe entre mis dedos,
trazos de palabras
cobran vida.
El poema
vibra en voces entrecortadas,
fluye en éxtasis
que enajena el alma.
El poema emula un pañuelo
donde se humedecen
los dolores, se secan los ojos.
Descanso del ser
que lo hace suyo,
un poema entraña
lo que muchos callan.
Es grito ahogado del
desesperado,
euforia de la pasión
volcada en versos,
el poema es voz,
sentimiento,
pregón del amor
hecho carne.
Ruth Martínez Meráz ***
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