De mi instinto comedido observo
el intelecto ingénito sustento,
consigo escribirte unos versos
que divulguen por ti mis sentimientos.
Un soneto difícilmente docto
émulo de un escritor prolífico,
ocurro en socorro de su peculio
persisto en un verso de tu contento.
Conoces cielo mío que me impones
en mi desequilibrio enuncio sones
si te incumben, en pleno los goces.
De mi interior impetuoso vocifero
y descubro vehementes concepciones,
recientes rezos quédense infructuosos
no niego, tu querer induce mis fervores.
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