El sosiego
es un intento
del pasado,
la parsimonia
una sátira de la vida,
permanece
la insensatez
de frases huecas
que enervan
los sentidos,
la humanidad
se viste de arrogancia,
tergiversa
contra sí misma,
sabotea
su ideología,
reprime sus principios,
la ignominia reina.
Ruth Martínez Meráz ***
28.2.12
24.2.12
La Bandera Mexicana
Ruth Martínez Meráz ***
La Bandera Mexicana es la que reafirma con mayor énfasis, el sentimiento de nuestro nacionalismo, y se encuentra estrechamente asociada con la idea de Patria, vínculo sagrado común e indisoluble entre las generaciones pasadas, presentes y futuras.
Símbolo de los anhelos de la nación mexicana. La bandera nacional no es un emblema inerte, es un emblema vivo, como el pueblo mexicano que la ha forjado; la bandera quiere decir esperanza para un porvenir mejor, creencia firme en un México más rico, más próspero, más justo que el México de ahora; la bandera nacional significa que todos los sacrificios humanos, materiales, morales del pueblo mexicano, desde 1810 hasta hoy, son sacrificios invaluables, coronados por victorias del pueblo.
Esta bandera representa millones de cadáveres de indios, ríos de sangre en la lucha de Independencia; sangre a raudales en la guerra Revolucionaria; más sangre en la Reforma; sangre vertida en los mártires de Río Blanco y Cananea, en todas las prisiones políticas de México; sangre de aquellos como Don Miguel Hidalgo, José Ma. Morelos, Emiliano Zapata, la de los hermanos Flores Magón, la de tantos obreros y campesinos anónimos que lucharon por ella; sangre de la muchedumbre mexicana que reclama, que se acuña en el lábaro patrio, no es trofeo de cobardes, de los traidores y bandidos que trataron de explotar al pueblo.
Creer que la Bandera Mexicana representa el pasado muerto de México es un acto de traición a la patria y de ignorancia plena. La bandera nacional, como todos los lemas, como todas las frases que sirven de incentivo a las muchedumbres, surgidas del pasado, pregonadas en el presente y que trascienden en el porvenir; no es el pasado superado ya por el pueblo mismo.
Encarna el símbolo de la justicia social que el pueblo mexicano tiene derecho a reclamar. Mientras no haya justicia social, no podrá haber paz entre los hombres.
Mientras no venga la paz, la bandera tricolor significa el anhelo por la justicia, y el día que la justicia venga, la bandera nacional significará paz entre los hombres que viven en un régimen de justicia.
Hay que recordar los principios ideológicos de los padres de la patria; tener presente lo que se decía en el Congreso de Chilpancingo; lo que decía el gran José María Morelos; vestirnos de ese amor patriótico, poner por hecho y hacer nuestros esos principios hoy, llamarnos “siervos de la nación”, hijos verdaderos, soldados puestos al grito de guerra, como reza nuestro Himno Nacional, hacernos parte del significado que enmarca nuestro Lábaro Patrio, vivir en carne propia los mismos anhelos que hicieron a nuestros ancestros dar la vida en pro de la soberanía que hoy gozamos.
Bandera de México, Dama distinguida, musa de la victoria, reina de todos los pendones, síntesis del amor a la patria, palio enriquecido por la gloria, el honor, el valor, heroísmo, nobleza y lealtad; lienzo vivo, creado por sublimes pensamientos; Símbolo situado por encima de las ideologías que no distingue sexos, razas, credos ni clases; emblema forjado con nuestras derrotas y triunfos, que conoce nuestras angustias y esperanzas, nuestras fortalezas y debilidades, signo que representa la gran riqueza de nuestro territorio y gentileza de sus personas.
Su majestuosidad, presencia y fuerza, nos motiva con orgullo y respeto a rendirle el homenaje que se merece, generación a generación a este tiempo, desde párvulos a jóvenes escolares, cada lunes en sus planteles, hacen manifiesta de viva voz el juramento que sella el compromiso de “ser siempre fieles, a los principios de libertad y justicia, que hacen de nuestra Patria, una Nación Independiente”
Ante ella levantamos los corazones y nos descubrimos la cabeza, para saludarla en su heroísmo de ayer y en su noble grandeza de hoy; también nos inclinamos cuando cuelga a media asta, en melancólica señal de duelo, cuando la República llora a uno de sus ilustres hijos.
Hoy, orgullosamente, cuando llegan los días gloriosos de la patria, tenemos presente nuestra historia, pero también, el presente que nos acontece, y que debe confrontarnos con quiénes somos, de dónde venimos, y qué espera la Nación de sus hijos; reflexionemos si somos dignos de este Emblema que nos cobija, de cada color, del Escudo que relata y nos vuelve a nuestros antepasados, que aún mudos, nos sacuden, nos hacen virar el rostro, para no olvidar que, un pueblo soberano como nosotros, tiene el derecho de ejercer esa libertad para conducir a nuestra sociedad al México de Hidalgo, de Morelos, de Zapata, de Guerrero, de los Flores Magón, de Juárez, de Carranza, a un Estado donde no sobrevive el más fuerte, sino que mano a mano, en un ámbito de Respeto, Equidad y Justicia, todos por igual, hacemos valer las garantías que se consagran en nuestra Constitución, y que nuestra fuerza y valor es incólume frente aquellos miserables, que en su falso concepto de nacionales, resultan la ponzoña que tratan de carcomer nuestra Patria.
Por ello, les convido a hacer recuento de nuestra historia, esa que nos viene a la memoria cuando vemos ondear nuestra Enseña Nacional, no para contarla solamente a nuestros hijos, sino para inculcarles ese sentimiento invaluable de amor a nuestra Nación, donde hoy también, somos protagonistas, y de nuestras acciones depende, hacer valer un estado libre de derecho, inherente a las garantías consagradas en cada precepto otorgado en nuestra Constitución Mexicana.
7.2.12
Nebulosa
Hoy
sólo puedo
decir
que se me hiela
la razón.....
Gigantes
porfían
mi existencia.
Ruth Martínez Meráz ***
sólo puedo
decir
que se me hiela
la razón.....
Gigantes
porfían
mi existencia.
Ruth Martínez Meráz ***
5.2.12
Tornar las palabras en realidades....
Quiero despertar sin sonidos de violencia, sin notas en el diario que hagan rabiar mi conciencia, quiero creer aún en las personas, que su capacidad de asombro sigue latente, que un amor fraterno existe; quiero entender que el respeto entre los humanos es inherente a sus acciones, que la barbarie sólo concierne a aquellos carentes de una fe en sí mismos, porque sus actos son frutos de sus complejos; quien no afirma sus principios es fácil presa de la ignorancia. Quiero suponer, que la gente es lo suficientemente madura para discernir lo que más le conviene, sustraerse de consentir anomalías que dañen su comunidad, entiéndase por principio, su familia. Quiero enfrentar mis miedos, dejar de callar y parecer endeble ante la injusticia, ser capaz de señalar los abusos contra el más débil, añadir una esperanza a quien casi la pierde...Quiero vivir con la convicción de un mejor futuro, un mejor espacio para nuestra descendencia, un mejor legado, no que borre la turbulencia que hoy existe, sino que cuente cómo lo pudimos superar...y si quiero lograrlo...emprenderé la marcha a contraviento, porque quiero ser libre.
Ruth Martínez Meráz ***
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