6.4.15

Angustia



Eres desesperación, pasión dejada en la orfandad de un corazón solitario, raíz muerta del vientre estéril, peregrino a merced de sus delirios, ave desolada sin parvada, mísero ser con rostro de ángel.
 
Llevas a cuestas un pasado que te agobia, aullidos escapan de tus entrañas, surge de ti un lobo solitario, endeble, quejumbroso, quién te librara de tu pecado? Quién ofrecerá sacrificio por la expiación de tu alma? Eres sólo carne no verbo.
 
Marchita es la lozanía de tu juventud añorada, vejez precoz, virilidad a cuenta gotas entre tus piernas, sequedad en tus labios, las mozas huyen, burlan tus cortejos, la virginidad de sus pechos amargan.

Desorbitado te encuentras en la nada, la mirada se te empapa de recuerdos, la oscuridad te cobija, eclipse entre razón y corazón a un tiempo, cierras los ojos.

Ya no más amaneceres iluminan tu existencia, cala la voz de su ausencia, ahogo de palabras en rezos sin sentido, nido de memorias en los rincones, aromas de ella en tus paredes, escaldada tu lengua por su nombre.
 
 Yo, pobre hombre, no puedo darte consuelo, moribundo te acojo sin asilo en mi regazo, yace en espera de tu destino en la soledad de mi casa, sin luna que te alumbre, sin calor que te abrigue, parto para no verte sufrir.

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