4.1.15

Carta de un corazón en agonía

Descubrí tus inviernos hace dos lustros, iluminé tus primaveras no dejé que el sol del verano quemara tu rostro, guardé de ti las hojas caídas de otoño, tiñéndolas de verde para que no extrañaras su viveza, cerré tus ojos para arrullar tu sueño, a susurros tararee canciones queriendo traspasar tu alma; yo me esforcé tanto por verte brillar corazón, lidiar tu coraje, encaminar tu enojo, limpiar tus tristezas, consolarte en las melancolías, quise hilar tus pensamientos, atesorar cada sentimiento, forjar tu vulnerabilidad en fuerza; cada vez que me sentí desfallecer en el intento, era tu voz quien me hacía resurgir de entre la nada, sólo para verte madurar, engrandecerte, saberte amado. Lo traté todo corazón, lidié tus batallas una a una, conquisté lo inconquistable por cada latido tuyo, por verte entero, en el zenith de tu existencia; nunca pedí nada a cambio, mi incondicionalidad hacia tí siempre fue incuestionable, sólo esperaba verte feliz, alegre, rebosando de tranquilidad, lleno de amor, un amor puro del que pocos pueden ser objeto, del que casi nadie puede gozar a plenitud. Pasó el tiempo, mi lozanía hizo mella, escaseó el entusiasmo, no por desamor sino por tu no correspondencia; bien es cierto, insisto, nunca reclamé reciprocidad, el amor no se condiciona, sólo hace estragos en otros corazones, en aquél que todo lo da; dependencia? no mi bien, ese es un desacierto de los que jamás se han enamorado, de los que nunca han tenido que guardar un corazón; sólo te repito, estoy vieja y agotada, guardiana en vela de tu ser desde entonces, estragos a mi paciencia asoman; fue tanta mi vehemencia por tu débil corazón, sostenerlo a lo largo del camino, que olvidé cuidar el mío, darle las mismas atenciones que requería el tuyo, soportarlo, amarlo en la misma medida de lo imposible, espero, comprendas cuánta ansiedad le embarga, cuánta desespera en que palpite a la par que el tuyo, le he privado el goce, disfrute de ser un todo por alguien y para alguien, tatuado lleva cicatrices, cuarteaduras sin resanar, a la espera de ser aliviadas, agoniza el pobre y yo...muero. Podrás rescatarle?

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