3.7.13

Le pondré Maybeth...



“Le pondré Maybeth” –dije firmemente- no era un nombre usual, y la verdad no indagué si tenía algún significado en especial, por aquello que nos da por investigar a veces el origen de los nombres, pero esta vez no, no era necesario, ya que una de mis mejores amigas se llama así y para mí era suficiente; “ponle un nombre cristiano!” -me dijo su padre-, y cuál era un nombre “cristiano”?, acaso Juana, María, Rosa, Ana, Guadalupe, Carmen, etc., qué más daba?, en ese entonces no reflexionaba sobre la influencia de los nombres en las personas, pero dado el caso, estaba obligada a ello, pero, Maybeth me parecía bonito, y si acaso influenciaba el nombre en la persona, pues mi amiga era una mujer llena de virtudes: bonita, delicada, paciente, inteligente, prudente, femenina, por mencionar algunas; entonces, cuál era el problema, que si estaba compuesto el nombre de María y Elizabeth como me hacían notar a quienes les platicaba sobre el tema, la verdad nunca se lo pregunté a Maybeth (mi amiga); el tiempo pasaba y mi beba tenía que tener un nombre  ya; un nombre bonito, no choteado, con un significado digno, fue mi tarea por algunos días y motivo de mis prioridades; sugerencias de una y otra parte y nada, contemplaba a mi pequeña hija, ansiosa por saber si el nombre que le escogería le fuera a gustar cuando creciera, tenía que ser especial. Llegó un momento de aquellos como una epifanía, cuando estaba leyendo una novela y apareció el nombre de Ariel, busqué su significado: “León de Dios”, este me gusta –pensé- pero enseguida me acordé de la “Sirenita” y desistí; días antes también había estado leyendo la Biblia, con la intención de encontrar un nombre en aquellos pasajes donde aparece la parentela de la parentela de los descendientes de las doce tribus de Israel, me hostigaban con un nombre “cristiano” tenía que encontrarlo, y lo quería poner yo, su madre, era mi derecho, no daba lugar a nadie más; por fin!, en un pasaje en el libro de Génesis, donde se menciona la descendencia de Jacob, ahí leí en el capítulo 46:16 “Los hijos de Gad: Zifión, Hagui, Ezbón, Suni, Eri, Arodi y Areli”; casualmente, lleva las mismas letras que el nombre de Ariel, Areli, busqué su significado “La más querida”;  se llamará Areli –pensé en voz alta- ese pedacito de mí era tan amado y lo sería toda la vida, y que mejor llevar en su nombre lo que por siempre habría de significar para mí.

Ruth Martínez Meráz ***

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