2.5.10

Envejecer con dignidad...


Llegar a la vejez es ahora una proeza, son tantos los factores que pueden interferir en este proceso, que si no te cuidaste bien de joven, hablando respecto a la salud, los excesos hacen sus estragos, el promedio de vida se hace más corto, y los malos hábitos tanto alimenticios, así como ciertas adicciones (tabaco, alcohol, drogas) le agregan lo que le corresponde. Más no sólo en ese sentido deseo hablar sobre la vejez, sino como una palabra ligada a la Sabiduría que proveen los años, la experiencia, el buen consejo de aquellos que han vivido más que uno, que en su haber cuentan con vastas anecdotas, las cuales son proveedoras de enseñanza, y si tenemos a bien, de herramientas para aplicarlas a nuestro diario vivir. Virando al pasado, los ancianos eran personas de gran respeto, los grandes consejeros, tenían influencia sobre las decisiones de reyes, de líderes, así también eran protegidos aquellos que por alguna razón quedaban desvalidos e indefensos en su sociedad. Hoy, hay una ansiedad por verse joven, por conservar una apariencia fuera de lugar a la edad que realmente tenemos, pero lo más triste, es querer vivir como tales, no apreciando el respeto y la dignidad que representan esos años que hemos vivido, esas experiencias que hemos pasado, ese conocimiento que hemos adquirido, qué valores podemos entonces inculcar a la juventud? qué vamos a legarles? un ideal de vida superficial? un cuadro irónico y ridículo de lo que significa ser adulto?, si bien es cierto, que hay que cuidarnos físicamente por salud, porque es una responsabilidad llegar a la vejez como una persona sana, lo que restará menos achaques y enfermedades, una vejez digna, y lo que recompensará el tener tiempo para vivir un poco más de años, pero no para vivirlos frívolamente, al contrario, para fomentar los buenos valores, para aconsejar a quienes están alrededor nuestro, pues no debemos conformarnos con enseñar a nuestra familia, sino a todo aquel que recurra a nosotros, en busca de una orientación; he tenido la oportunidad de convivir con personas de la tercera edad (ahora llamadas así), y es una verdadera "delicia" sostener una charla tan amena, tan llena de experiencia, tan "nutritiva", ellos, están ahí dispuestos a compartir, nosotros tenemos que estar obligados a escucharlos, es una bendición, y lo que hay que aprender de ello es que, debemos aceptar los cambios físicos y todo cuanto concierne a aceptar la llegada de la madurez a nuestra vida, a nuestro cuerpo, y estar orgullosos de que si hemos llegado a la vejez, ha sido con dignidad, con el respeto que se merece esa etapa de nuestra vida. Hago una nota en todo esto: Aunque la edad conforme avanza, sea sinónimo de madurez, no todo ser humano llega a ser maduro en intelecto, hay adultos que se comportan rídiculos para su edad, no podemos eximirnos de ello, y por esa virtud, hay que visualizarnos en un futuro, envejeceremos con dignidad?

Ruth Martínez Meráz ***

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