Hoy no te escribiré poesía, no hay metáforas ni analogías, tan cierta como tangible la palabra, cálida o fría, entreviendo emociones ciertas o falsas, sentimientos abstractos; las rimas quedan en el baúl del pensamiento, corazón sin versos, labios en silencio, ecos sin sentido. Momentos sin inspiración, oraciones inconclusas, razones que pesan; ahogo de mi celular, sí, un teléfono sin vida, tecnología de hielo, ondas sin propagar el sonido de tu voz - la mía, un tanto muda -; tecleo sin repliques frente a la computadora, historia terminante. Esta noche no hay párrafos que emanen amor, ternura, pasión, rebeldía, resentimientos, reclamos, es un simple desahogo noctámbulo; no hay novedades relevantes - los adjetivos, sin embargo no paran en estas líneas -. Hoy no me escribiré un cuento de hadas, llena estoy de realidades, pies sobre la tierra; paso firme, aunque desearía seguir en el letargo, soñar despierta; inevitable toparme con tus recuerdos, lleno esta de tu nombre cada cosa que palpo, obligatorio dedicarte una sonrisa, un te extraño, un te odio. Te digo, es real, mi celular se halla muerto, cosa del destino acaso, van deshaciéndose aquellos objetos entre mis manos, a salvo el más importante de tus obsequios, seguro a mi resguardo, imposible su pérdida. Además de ello, tus besos, tus caricias permanecen tatuadas en lo profundo de mi alma - te reitero, no hay versos -. Estoy cargada de renuncias, forzoso su desprendimiento, acecho de alusiones que me instaron a dejarte libre. Hoy no te escribiré poesía, aunque te dedico mis noches, en la paz de mi alcoba.
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